Miguel Tirado Rasso

Archive for the ‘Procesos Electorales’ Category

Colima, PRI 1-0

In Partidos Políticos, Procesos Electorales, Temas Centrales on 17 febrero, 2016 at 12:20 pm

El domingo pasado arrancaron los procesos electorales del año con la elección extraordinaria para gobernador de Colima. De nueva cuenta se enfrentaron los mismos candidatos del PRI (en coalición con los partidos Verde Ecologista, Nueva Alianza y del Trabajo), Ignacio Peralta, y del PAN, Jorge Luis Preciado, que contendieran en la elección ordinaria del 7 de junio del año pasado y que fuera anulada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) el 22 de octubre pasado por irregularidades en el proceso. Concretamente, una intervención ilegal del gobierno estatal en favor del candidato priista, más parecida a una acción perversa de fuego amigo que a un torpe y burdo intento de ayudar al abanderado tricolor.

Y con los mismos contendientes, además de otros de relleno postulados por los partidos de la Revolución Democrática, Movimiento Ciudadano, Morena y Encuentro Social, cuya suma de votos con dificultad llegó al 15 por ciento de la votación total, el resultado volvió a favorecer al candidato del Revolucionario Institucional, con una votación casi igual a la obtenida en el proceso anulado.

En efecto, si en junio pasado Ignacio Peralta obtuvo 119,437 votos (42.72%), en esta ocasión recibió 118,772 (42.5%), de acuerdo a las primeras cifras proporcionadas por la autoridad electoral. Por su parte, Jorge Luis Preciado habría perdido poco más de 10 mil votos respecto de los resultados de su primera participación, pues mientras en la elección anulada alcanzó 118,934 (39.03%), ahora se quedó en 108,604 (39.2%). Y esos 10 mil votos que le faltaron, fueron, precisamente, la diferencia por la que le ganó el candidato tricolor.

Un proceso con incidentes que a nadie sorprendió, porque el robo, quema de boletas y casillas violentadas, principalmente en Tecomán y Manzanillo, resultaron poco comparado con la guerra de lodo que caracterizó la campaña de ambos candidatos, en la que se dijeron de todo y se acusaron de lo peor. Cero programas, planes o propuestas, sólo descalificaciones, en una estrategia cuyo objetivo se centró en mostrar lo peor del contrario para convencer al electorado, no por quién votar, sino por quién no hacerlo, ejercicio en el que, por lo visto, Ignacio Peralta resultó más eficiente.

Qué difícil resulta para nuestros políticos reconocer su derrota. No hay manera de que el perdedor acepte el triunfo del contrario, simple y llanamente, porque siempre alegará anomalías y a éstas atribuirá su derrota. No hay mérito en el opositor, solo trampas y artimañas.

Un ejemplo: Jorge Luis Preciado, decidió no impugnar el triunfo del Ignacio Peralta, pero eso sí, no lo dejó ir limpio, pues, según él , el proceso estuvo lleno de inconsistencias importantes y con elementos para anular la elección, ya que enfrentó una elección de estado, con intervención del Gobierno Federal, de los secretarios de Estado y de la estructura policial, con uso de recursos públicos para la compra de votos y una estrategia que, mediante el factor miedo y temor, disminuyó la participación de la sociedad, alegaría como queja.

Esto es, según lo declarado por el candidato panista, aunque tenía elementos de sobra para reclamar una vez más la anulación, en esta ocasión se las perdonó.  La realidad es que, muy a su pesar, tuvo que aceptar lo que simplemente sucedió, que el voto no lo favoreció.

Concluyó una elección más para gobernador de Colima, comicios que han resultado ser muy accidentados en esta entidad. Y es que, en menos de 15 años se han anulado dos elecciones para gobernador y celebrado tres procesos electorales extraordinarios. Además, en diez años han fallecido, un gobernador en funciones, en un accidente aéreo, no aclarado, en 2005 y un ex gobernador, asesinado al año de concluir su mandato en 2010. Un tercer ex gobernador sobrevivió a un atentado criminal el año pasado y un sobrino suyo, sospechoso de ser el autor intelectual del crimen del ex gobernador, fue asesinado en los primeros días de este año. Vaya racha que esperemos ya termine.

Enero 21 de 2016

Sospechosismo en el caso Colima

In Política, Procesos Electorales, Temas Centrales on 16 febrero, 2016 at 12:54 pm

El estado de Colima ha sido la nota en estos últimos días. Fenómenos de la naturaleza y, otros, de naturaleza humana vinieron a alterar la paz que regularmente, supondríamos, se vive en esta bella entidad y que atrajeron la atención nacional.

Para fortuna de todos, lo que amenazaba en convertirse en una de las peores tragedias en ese estado, por los efectos de Patricia, un huracán que, en sólo 10 horas, había pasado de tormenta tropical a ser considerado el huracán más fuerte registrado en el Pacífico y el Atlántico, con vientos hasta de 325 km/h, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de nuestro país vecino del norte, se superó, sin pérdidas humanas que lamentar ni los efectos devastadores que se anunciaban.

Una movilización efectiva y oportuna con medidas de prevención adoptadas con diligencia y tino, permitieron a la población estar preparada para este huracán que, finalmente, disminuyó su fuerza al tocar tierra. Esta combinación de factores, evitó que se cumplieran las “consecuencias potencialmente catastróficas”, que se habían pronosticado de este fenómeno natural.

No fue el caso del otro huracán, el de naturaleza humana, generado en un clima político enrarecido que también golpeó a la entidad. Un fenómeno de pronóstico reservado, con negativas consecuencias para la democracia local. Y es que ya en más de una ocasión, estos meteoros políticos han devastado las jornadas electorales en el estado, obligando a celebrar procesos extraordinarios en las elecciones para gobernador.

Sólo para registro, valdría mencionar que Colima es la única entidad de la República en la que, en menos de tres lustros, se han anulado dos elecciones para gobernador y celebrado tres elecciones extraordinarias. Dos por la anulación decretada por la autoridad electoral y una por el fallecimiento del gobernador en funciones.

En 2003, Gustavo Alberto Vázquez Montes, candidato priista triunfante en la elección para la gubernatura del estado, habría tenido que volver a contender en una elección extraordinaria, ante la anulación de los comicios constitucionales ordenada por la autoridad electoral, debido a intromisiones ilegales del gobernador en el proceso electoral.

La nueva elección ratificaría su triunfo, sólo que, después de poco más de un año, fallecería en un accidente aéreo (2005), sembrado en el misterio y la duda. Este hecho daría lugar a una convocatoria para nuevas elecciones extraordinarias, ahora para elegir a un mandatario sustituto. Una vez más el candidato del tricolor ganaría en las urnas. Silverio Cavazos, candidato ganador, concluiría el período constitucional de su antecesor (2005-2009). Pero este personaje tendría también un fin trágico. Un año después de concluido su mandato perdería la vida, como consecuencia de un atentado criminal, aún pendiente de aclarar.

La tercera elección extraordinaria habrá de tener lugar en algún momento de 2016, o en las postrimerías del año en curso, en el mejor de los casos, para reponer la elección para gobernador del pasado 7 de junio, que tres meses y medio después anulara el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), por las mismas causas que la de 2003: intervención ilegal de las autoridades locales en la contienda. Esto es, la causa de nulidad abstracta.

Cabría suponer que con el antecedente de la primera anulación, la autoridad local se habría cuidado de no cometer el mismo error que puso en peligro el triunfo de su partido en 2003, pero al parecer esto no fue impedimento para caer en la tentación de, supuestamente,  apoyar desde el gobierno al candidato priista a la gubernatura.

Hasta ahí la censura sería por la torpe ocurrencia de la autoridad de violar la ley, solo que en la rumorología local existe el sospechosismo de que precisamente esa burda actuación tendría una perversa intención. Fuego amigo, pues. Y es que el abanderado del PRI, Ignacio Peralta, no era el candidato del gobernador Mario Anguiano y, por alguna razón que se puede uno imaginar, se le quiso desbarrancar cuando prácticamente tenía el triunfo en la bolsa, aunque fuera por sólo 503 votos de diferencia, pues el TEPJF se había encargado de filtrar que el proyecto de sentencia sobre la impugnación de la elección presentada por el PAN, iba en el sentido de validar dicho proceso.

Ante esto, prácticamente de la nada y al cuarto para las doce, el secretario de Desarrollo Social del estado, a quien se le escucha en una grabación  instruyendo a sus subordinados a apoyar al candidato del PRI, sobre el principio de que gobernador pone gobernador, decide, después de tres meses, validar públicamente las palabras que se escuchan en ese audio, confesión suficiente para modificar el sentido del proyecto de resolución original del magistrado ponente y  proponer ahora la anulación de la elección, por la que, finalmente, se pronunció el pleno del Tribunal.

Las cosas se ponen difíciles para el PRI, según se interprete lo establecido en el artículo 41 de la Constitución que en su parte final señala: “En caso de nulidad de la elección, se convocará a una elección extraordinaria, en la que no podrá participar la persona sancionada.”  Porque si se considera que el sancionado es el candidato tricolor, Ignacio Peralta estará imposibilitado de volver a contender en los comicios extraordinarios y, entonces, nada detendrá al abanderado panista, Jorge Luis Preciado, con la consecuente alternancia.

Si es que ese fuera el caso, el gobernador Mario Anguiano se habrá salido con la suya. Aunque, en este mar de sospechosismos, también corre la versión de un acuerdo interpartidos, en lo oscurito y aprovechando la coyuntura, que tendría que ver con nuestro máximo tribunal de justicia.

Octubre 29 de 2015

Reflexiones para después de una elección

In Procesos Electorales on 17 julio, 2013 at 12:42 pm

Tras la celebración de la primera jornada electoral del sexenio, y una vez definidos sus resultados, es momento de reflexión para todos o, al menos, debiera ser. No está mal que, con la intención de mantener el buen ánimo entre su militancia, los responsables de guiar los destinos de los partidos políticos, destaquen el lado positivo de lo obtenido en las elecciones. Conservar el optimismo en momentos críticos, es siempre recomendable. Lo malo está en caer en la exageración, y darle visos de éxito a una participación que fue menos que modesta. Pero peor aún, es incurrir en el auto engaño.

Es el caso, cuando escuchamos la evaluación que hace el presidente del Partido de la Revolución Democrática, Jesús Zambrano, sobre la actuación de su partido en el reciente proceso electoral. El dirigente perredista presume triunfos, como el obtenido en el estado de Baja California, cuando habría que reconocer que su aportación a la victoria obtenida en alianza con el PAN, fue mínima. Pues, mientras que el partido blanquiazul ha logrado sostenerse como partido gobernante en ese estado durante casi un cuarto de siglo, la casi ausencia del partido del Sol Azteca como fuerza política en los estados de la frontera norte del país, es notable.

Su alianza con el PAN le resultó muy benéfica, porque le ayudó a disfrazar su debilidad, permitiéndole compartir triunfos que de otra manera no hubiera podido lograr. Las conquistas más importantes, son las que obtuvo, precisamente, como consecuencia de esta coalición, porque en donde contendió solo, el PRD tuvo que conformarse con pequeñas plazas.

La división hacia el interior de este partido es ya histórica, y lejos de curar heridas, cada grupo se mantiene aferrado a sus cotos de poder, sin ánimo de ceder, y siempre en espera de acrecentar su campo de influencia a costa de las otras tribus. Su principal bastión, el gobierno del Distrito Federal, ahora lo encabeza un personaje que no milita en sus filas, y según declaraciones del propio Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, no es su intención afiliarse a ese partido.

El PRD es gobierno, sin alianzas, en dos entidades, Guerrero y Morelos, aunque en el primer caso, el gobernador no parece sentirse muy comprometido con el partido que lo postuló y siga suspirando por el PRI, su antiguo partido. En cinco entidades más, formó coaliciones para llegar al poder, en Tabasco, con el Partido del Trabajo  y Movimiento Ciudadano, y en Puebla, Oaxaca, Sinaloa y ahora Baja California, con Acción Nacional.

Podemos decir que su participación en los gobiernos que comparte con el blanquiazul, es muy discreta, ya que a la hora del reparto de posiciones para integrar los equipos de gobierno, el PAN siempre se lleva la tajada del león, por lo que decir que es partido en el gobierno en estos estados, resulta una mera una ilusión. Eso sí, estas coaliciones le han significado tanques de oxígeno al PRD, sobre todo en sus momentos de crisis.

El retiro de sus filas de su principal activo electoral, Andrés Manuel López Obrador, le ha significado una grave pérdida, que todavía hasta el momento, no se puede apreciar en su debida dimensión, pues seguramente cuando el partido del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, obtenga su registro, se darán ajustes en la militancia de izquierda, y no precisamente para fortalecer al PRD.

Para López Obrador, el partido del Sol Azteca fue un mal necesario. Lo utilizó porque requería sus siglas y sus prerrogativas para poder contender electoralmente. Aprovechó sus recursos para formar un partido a modo, sin sombras de líderes morales, ni operadores de negros antecedentes, ni presencia de tribus que disputan el poder. Un partido fundado por él, bajo su control absoluto. Y en ese sentido se ha desmarcado ya de los partidos de izquierda con registro, al declarar que en las próximas elecciones federales intermedias, Morena habrá de participar solo, sin aliados.

El fundador de Morena reactivó su presencia pública la semana pasada, enviando un mensaje a tres bandas, cuando invitó al Jefe de Gobierno del Distrito Federal a lanzar la primera bola en un partido de beisbol. En primer lugar, el aviso de que no quiere nada con el PRD, que su relación con el mandatario de la capital del país es buena, por lo que no se descartaría que en un descuido lo pueda incluir en sus planes, quitándoselo a ese partido. Para los bejaranos, la recomendación de actuar con prudencia y no enfrentar al Jefe de Gobierno, a menos, no por el momento. Y para su sucesor en el gobierno de la ciudad, Marcelo Ebrard, el mensaje de que en el futuro político de la izquierda sólo hay dos opciones, y que él no está contemplado.

En este contexto, los dirigentes del PRD deben analizar muy bien la estrategia a seguir para no perder su posición de líder de la  izquierda en el tablero político nacional. El año que entra tendrá que renovar sus cuadros y, es bien sabido, las dificultades que tiene este partido para llevar a cabo procesos electorales internos sin reclamos, enfrentamientos y fracturas. Una coyuntura muy conveniente para quien está apostando fortalecer la militancia de Morena, a costa del desmembramiento perredista.

El partido del Sol Azteca, tendrá que hacer un esfuerzo para mantener la estabilidad y la unidad entre sus filas, y evitar que el registro de Morena provoque una desbandada que debilite todavía más su estructura y sus posiciones y posibilidades en el escenario político nacional.

La amenaza es real y el reto es mayor.

Julio 17 de 2013

Un proceso equitativo

In Procesos Electorales on 10 julio, 2013 at 12:46 pm

Para bien del país, finalmente concluyó la jornada electoral para la renovación de legislaturas locales y alcaldías en 14 entidades de la República y la gubernatura de un estado, el de Baja California. Jornada precedida de múltiples e insistentes denuncias, acusaciones, y quejas formuladas un día sí y otro también, más como estrategia para descalificar los comicios por anticipado y fortalecer posiciones, que con la intención de corregir vicios en los procesos.

Y es que, en estas elecciones los presidentes de los dos partidos mayoritarios de oposición, PAN y PRD, se jugaban algo más que los triunfos o derrotas de sus candidatos, pues enfrentamientos internos y la metralla del fuego amigo, habían puesto en duda su actuación como dirigentes, cuestionando su liderazgo. Todo por su participación en el Pacto por México, que no gustó a cierto sector de sus correligionarios, que los tacharon de colaboracionistas y de no asumir un papel más radical, como partido de oposición.

El presidente del PAN, Gustavo Madero entendió que debía endurecer su posición en contra del PRI, como medida de salvación de su cargo. Así vimos que el volumen de sus reclamos sobre supuestas maniobras de mandatarios priistas en las campañas, coincidía con la intensidad de su conflicto con los senadores de su partido.

Para curarse en salud, y en preparación de cómo pudiera resultar la elección para su partido, en caso de derrotas, el presidente del PAN habría denunciado anticipadamente una serie de irregularidades, que le servirían de antecedente para, en su momento, reclamar la descalificación de los comicios. Claro está que, en caso de triunfos, ni para que recordar los reclamos.

Algo parecido a esta circunstancia es lo que vivió el dirigente del PRD, Jesús Zambrano, ya que algunos grupos de su partido y miembros de la izquierda a la mexicana, también habrían expresado su inconformidad por su colaboración en el Pacto por México pero, sobre todo, por haber hecho a un lado el estilo tradicional de esa izquierda de oposición a ultranza y rechazo de entrada a cualquier propuesta de gobierno, más allá de la conveniencia o necesidades del país.

Zambrano, también habría tenido que endurecer su actitud con el gobierno, y optar por sumarse a las denuncias sobre supuestas irregularidades cometidas por autoridades priistas durante la etapa de campañas del proceso electoral. Aunque ciertamente, con un poco más de moderación respecto de la estridencia de su colega panista.

Finalmente, la jornada transcurrió sin graves altercados, salvo en el estado de Veracruz. Como se había pronosticado, los tiempos del carro completo del PRI pertenecen a la historia. Una leyenda urbana que se aduce como verdad por algunos, sólo como medida de presión. Sobre este proceso, poco tendrían que alegar los dirigentes partidistas, pues los resultados no significaron mayor sorpresa. En términos generales, el PRI mantuvo su equilibrio, con pérdidas y ganancias. Si bien, perdió las capitales de los estados de Baja California, Puebla, Coahuila, Aguascalientes y Tlaxcala, salió triunfante en las ocho restantes. Asimismo, alcanzó la mayoría en 10 de los trece congresos locales.

Hasta el momento, pareciera que Acción Nacional se habría  alzado con la victoria para gobernador en Baja California, además de haber ganado las capitales estatales que perdió el PRI, y algunas plazas más. Para el PAN, el resultado de estos comicios, es quizás hasta mejor de lo que probablemente esperaban, tomando en consideración la zona sísmica por la que atraviesa. Y para Gustavo Madero, mejor imposible, porque recibió oxígeno para concluir su mandato sin sofocaciones, o al menos así parece.

La participación del PRD fue sin duda, la más discreta, por decirlo de alguna manera. Sus alianzas con el PAN le funcionaron para no perderse en el proceso, pero sus divisiones internas y, sobre todo, el surgimiento de Morena, le afectaron, y le causarán mayores dolores de cabeza en el futuro, si a la brevedad no se somete a una reconversión a fondo, pues su desmembramiento, es una amenaza real.

Ahora bien, creo que algo se tendrá que hacer para que los procesos electorales que, si bien, fortalecen nuestro sistema democrático, no se conviertan en un obstáculo para el ejercicio de gobierno al paralizar programas, inversiones y acciones en cumplimiento de una veda electoral decretada como medida de asepsia para bien de los procesos electorales.

Existen programas que no pueden suspenderse por ninguna razón, ya que esto causa graves perjuicios a los sectores de la población a los que están destinados. Y son precisamente los programas asistenciales que, por su sentido social no deberían interrumpirse, los que caen en los supuestos de la veda.

Desconozco si esta práctica se da en otros países, o es una exclusiva más de nuestra folklórica democracia que, con medidas extremas, pretende lavar culpas de los tiempos del partido aplanadora, el del carro completo, sólo que ahora sirve de chantaje a una oposición que ha encontrado, en esos pecados del pasado, una fórmula de presión para imponer condiciones.

Habría que reconocer que vivimos ya otros tiempos. Que el país ha cambiado y que la competitividad política y la alternancia son una realidad que llegó para quedarse. Que habría que apelar al cumplimiento de la ley y a la madurez política y sentido de responsabilidad de todos los actores participantes en los procesos electorales, y evitar disposiciones que sólo reiteran la obligación de cumplir con lo que ya ordenan las leyes.

Julio 10 de 2013

Primer proceso electoral

In Procesos Electorales on 3 julio, 2013 at 12:38 pm

El próximo domingo 7 se celebrarán elecciones en 14 estados de la República, (Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas), en los que se disputarán 141 diputaciones locales y 1348 presidencias municipales. El padrón electoral para estos comicios es de 30.5 millones de electores, equivalente al 37 por ciento del listado nacional que asciende a 81.7 millones de ciudadanos.

De los 14 estados, sólo en Baja California estará en juego la gubernatura del estado, además de sus alcaldías y diputaciones. En Hidalgo, únicamente se renovará el congreso local y, en Coahuila, sólo los ayuntamientos. En el resto de las entidades, la elección será tanto para diputados, como para alcaldes.

Éste es el primer proceso electoral del sexenio, y una prueba de fuego para todos los partidos. Bueno, principalmente para las tres fuerzas políticas mayoritarias: PRI, PAN y PRD. Algunas de las cuales andan por senderos sinuosos entre enfrentamientos internos y alianzas externas, difíciles de explicar. Y es que, en la lucha por el poder, tal parece que el fin justifica los medios, y en la búsqueda de posiciones, lo de menos es con quién se asocian los partidos, aunque el socio resulte un compañero ideológicamente incómodo.

Recordamos que en el sexenio pasado, el entonces partido en el poder, nos sorprendió con la celebración de alianzas con una de las fuerzas políticas que, en su momento, se negó a reconocer la legalidad de la elección presidencial y, consecuentemente, el triunfo del candidato panista. No por algo, hubo quien las calificara de “contra natura”. Pero dado el desgaste acumulado por el PAN, en su calidad de partido gobernante, y ante su incapacidad de resolver el acertijo del reposicionamiento político del PRI, el blanquiazul optó por ir en alianza electoral con el partido del Sol Azteca, como fórmula para derrotar al partido tricolor. La estrategia funcionó, al menos, en tres casos: Oaxaca, Puebla y Sinaloa.

En base a aquella experiencia, estos partidos decidieron, nuevamente, unir sus fuerzas, y registrar candidatos comunes en seis estados (Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Oaxaca, Puebla y Tlaxcala). Hubieran querido hacerlo en más, pero al no cumplir con los requisitos legales para obtener el registro oficial de su coalición, tuvieron que conformarse con otras tres alianzas, sólo que éstas de facto (Durango, Quintana Roo y Veracruz).

Resulta evidente que la joya de la corona en esta jornada electoral, es la gubernatura de Baja California, entidad que gobierna el PAN desde hace 24 años. Aunque también hay otras posiciones que interesan mucho, como son las 13 capitales estatales en disputa. De éstas, dos gobierna el PAN, en alianza con el PRD: Oaxaca y Puebla. El resto están bajo los colores del PRI.

De acuerdo a declaraciones del presidente del CEN panista, su meta es conservar las capitales que detentan y recuperar las que alguna vez gobernaron: Aguascalientes, Durango, Chihuahua, Mexicali y Tlaxcala. Por su parte, el PRI pretende aumentar sus posiciones, y en particular, obtener la única gubernatura en juego, lo que tendría un especial significado político.

En efecto, con este triunfo, el tricolor lograría revertir su revés electoral más antiguo (1989), arrebatándole al PAN uno de los dos bastiones que éste ha conservado, ininterrumpidamente, por más de dos décadas. El otro es el gobierno de Guanajuato, cuyo triunfo electoral data de 1991.

En esta elección, el papel de los demás partidos con registro es menos que modesto. El Verde Ecologista, para no hacerse bolas, se sumó en alianza con el PRI, en prácticamente todos los procesos. El Partido Nueva Alianza, por su parte, con el rumbo perdido, a partir del  eclipse de su líder y fundadora, busca su sobrevivencia apostándole al campeón. De esta manera, va en alianza con los partidos en el gobierno local, sin importar principios ni ideología. Con el PAN y PRD, en los estados en que éstos gobiernan (Baja California, Puebla y Sinaloa), y a su vez con el PRI, en donde éste detenta el poder local (Chihuahua, Durango, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz).

El partido Movimiento Ciudadano, ensartado en el destino que le depare el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y con prácticamente nada que ofrecer, sigue el mismo pragmatismo ideológico de nuestra realidad política, y lo mismo hace alianzas con el PAN (Oaxaca), que con el PRI (Chihuahua).

Por último, el Partido del Trabajo, muy disminuido y a la espera de lo que decidan otros sobre su futuro político, participa aliado con el mismo sentido de congruencia ideológica que sus colegas. Con el PRI, donde se pueda (Baja California) y con el PAN donde lo acepten (Oaxaca y Sinaloa).

No sabemos que tanto le afecte, electoralmente, a Acción Nacional su sainete senatorial, que, por cierto, no tiene para cuando terminar. El PRD, independientemente de sus tradicionales divisiones internas, no parece estar en su mejor momento electoral. Por lo que toca al PRI, su posición no es muy cómoda. Si gana más de lo que ya controla, la crítica se le vendrá encima acusándolo de viejas mañas para lograr el carro completo. Se denunciará entonces, el retorno del viejo PRI autoritario. Y si sufre derrotas, se hablará de concertacesiones, de una Presidencia a la baja, de un gobierno débil. Total, como el cohetero.

Lo que es de lamentar es el grado de violencia generado en torno a la elección y la guerra de lodo que ha ambientado las campañas. Pocas propuestas a cambio de muchas denuncias, en base a rumores.

Habrá que ver en qué medida influya todo esto en el ánimo de los votantes.

Julio 3 de 2013