Miguel Tirado Rasso

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Sospechosismo en el caso Colima

In Política, Procesos Electorales, Temas Centrales on 16 febrero, 2016 at 12:54 pm

El estado de Colima ha sido la nota en estos últimos días. Fenómenos de la naturaleza y, otros, de naturaleza humana vinieron a alterar la paz que regularmente, supondríamos, se vive en esta bella entidad y que atrajeron la atención nacional.

Para fortuna de todos, lo que amenazaba en convertirse en una de las peores tragedias en ese estado, por los efectos de Patricia, un huracán que, en sólo 10 horas, había pasado de tormenta tropical a ser considerado el huracán más fuerte registrado en el Pacífico y el Atlántico, con vientos hasta de 325 km/h, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de nuestro país vecino del norte, se superó, sin pérdidas humanas que lamentar ni los efectos devastadores que se anunciaban.

Una movilización efectiva y oportuna con medidas de prevención adoptadas con diligencia y tino, permitieron a la población estar preparada para este huracán que, finalmente, disminuyó su fuerza al tocar tierra. Esta combinación de factores, evitó que se cumplieran las “consecuencias potencialmente catastróficas”, que se habían pronosticado de este fenómeno natural.

No fue el caso del otro huracán, el de naturaleza humana, generado en un clima político enrarecido que también golpeó a la entidad. Un fenómeno de pronóstico reservado, con negativas consecuencias para la democracia local. Y es que ya en más de una ocasión, estos meteoros políticos han devastado las jornadas electorales en el estado, obligando a celebrar procesos extraordinarios en las elecciones para gobernador.

Sólo para registro, valdría mencionar que Colima es la única entidad de la República en la que, en menos de tres lustros, se han anulado dos elecciones para gobernador y celebrado tres elecciones extraordinarias. Dos por la anulación decretada por la autoridad electoral y una por el fallecimiento del gobernador en funciones.

En 2003, Gustavo Alberto Vázquez Montes, candidato priista triunfante en la elección para la gubernatura del estado, habría tenido que volver a contender en una elección extraordinaria, ante la anulación de los comicios constitucionales ordenada por la autoridad electoral, debido a intromisiones ilegales del gobernador en el proceso electoral.

La nueva elección ratificaría su triunfo, sólo que, después de poco más de un año, fallecería en un accidente aéreo (2005), sembrado en el misterio y la duda. Este hecho daría lugar a una convocatoria para nuevas elecciones extraordinarias, ahora para elegir a un mandatario sustituto. Una vez más el candidato del tricolor ganaría en las urnas. Silverio Cavazos, candidato ganador, concluiría el período constitucional de su antecesor (2005-2009). Pero este personaje tendría también un fin trágico. Un año después de concluido su mandato perdería la vida, como consecuencia de un atentado criminal, aún pendiente de aclarar.

La tercera elección extraordinaria habrá de tener lugar en algún momento de 2016, o en las postrimerías del año en curso, en el mejor de los casos, para reponer la elección para gobernador del pasado 7 de junio, que tres meses y medio después anulara el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), por las mismas causas que la de 2003: intervención ilegal de las autoridades locales en la contienda. Esto es, la causa de nulidad abstracta.

Cabría suponer que con el antecedente de la primera anulación, la autoridad local se habría cuidado de no cometer el mismo error que puso en peligro el triunfo de su partido en 2003, pero al parecer esto no fue impedimento para caer en la tentación de, supuestamente,  apoyar desde el gobierno al candidato priista a la gubernatura.

Hasta ahí la censura sería por la torpe ocurrencia de la autoridad de violar la ley, solo que en la rumorología local existe el sospechosismo de que precisamente esa burda actuación tendría una perversa intención. Fuego amigo, pues. Y es que el abanderado del PRI, Ignacio Peralta, no era el candidato del gobernador Mario Anguiano y, por alguna razón que se puede uno imaginar, se le quiso desbarrancar cuando prácticamente tenía el triunfo en la bolsa, aunque fuera por sólo 503 votos de diferencia, pues el TEPJF se había encargado de filtrar que el proyecto de sentencia sobre la impugnación de la elección presentada por el PAN, iba en el sentido de validar dicho proceso.

Ante esto, prácticamente de la nada y al cuarto para las doce, el secretario de Desarrollo Social del estado, a quien se le escucha en una grabación  instruyendo a sus subordinados a apoyar al candidato del PRI, sobre el principio de que gobernador pone gobernador, decide, después de tres meses, validar públicamente las palabras que se escuchan en ese audio, confesión suficiente para modificar el sentido del proyecto de resolución original del magistrado ponente y  proponer ahora la anulación de la elección, por la que, finalmente, se pronunció el pleno del Tribunal.

Las cosas se ponen difíciles para el PRI, según se interprete lo establecido en el artículo 41 de la Constitución que en su parte final señala: “En caso de nulidad de la elección, se convocará a una elección extraordinaria, en la que no podrá participar la persona sancionada.”  Porque si se considera que el sancionado es el candidato tricolor, Ignacio Peralta estará imposibilitado de volver a contender en los comicios extraordinarios y, entonces, nada detendrá al abanderado panista, Jorge Luis Preciado, con la consecuente alternancia.

Si es que ese fuera el caso, el gobernador Mario Anguiano se habrá salido con la suya. Aunque, en este mar de sospechosismos, también corre la versión de un acuerdo interpartidos, en lo oscurito y aprovechando la coyuntura, que tendría que ver con nuestro máximo tribunal de justicia.

Octubre 29 de 2015

LOS MOTIVOS DEL PEJE

In Partidos Políticos, Política, Temas Centrales on 16 febrero, 2016 at 12:42 pm

Dice el dicho popular que a la ocasión la pintan calva, con lo que se quiere significar que no hay que dejar pasar las oportunidades cuando se presentan. Una buena recomendación, en términos generales, ante el riesgo de que segundas oportunidades no se repitan y se pierda la ocasión. Sí bien, reconocer las oportunidades no siempre resulta sencillo y saber aprovecharlas, tampoco, hacerlo puede cambiar la vida de una persona, en sentido positivo.

Existe, sin embargo, una línea muy delgada entre lo que es una oportunidad, definida como algo oportuno, favorable, apropiado, que  es válido aprovechar siempre que se pueda, y el oportunismo, que vendría siendo su deformación y que el diccionario Larousse define como “actitud política de los que sacrifican los principios para adaptarse a las circunstancias del momento”. Lo que no resulta tan recomendable ni positivo.

Por supuesto que quien actúa con oportunismo, ajusta el principio del mencionado refrán a su comportamiento, distorsionando su sentido, porque más que encontrarse con una oportunidad y aprovecharla, adaptan las circunstancias a su beneficio para sacar algún provecho. Una diferencia aparentemente sutil, pero tajante.

Un buen ejemplo de oportunismo, es el que mostró el líder moral y fundador del partido Morena, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en su fugaz viaje a Europa, hace unos días, para asistir a la audiencia pública que acostumbra dar los miércoles el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, y entregarle una “medallita,” como el mismo lo declaró, y una carta.

Hasta ahí, no habría mayor comentario, salvo que el mismo ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal quiso dejar muy claro cuál había sido la intención de este viaje. Ni razones espirituales ni religiosas, simple y sencillamente de lo que se trató fue de llevar agua a su molino. Hay que recordar que este personaje anda en campaña permanente desde hace más de 15 años.

La audacia del tabasqueño no tiene límites y menos aún su obsesión por la silla presidencial, así que una vez que El Vaticano anunció la próxima visita del Santo Pontífice a nuestro país, de inmediato diseñó una estrategia para aprovechar esta circunstancia en beneficio de su proyecto político.

Pensar en una entrevista con el Papa, durante su estancia en México, resultaría casi imposible. Las visitas son cortas, la agenda es muy cargada, las audiencias privadas son pocas y selectivas y las solicitudes muy numerosas. La posibilidad para saludarlo aquí era muy remota, así que buscó adelantarse y manejar una versión del saludo muy a su conveniencia, además de dejarle una misiva con contenidos de su propaganda política.

El objetivo de AMLO estaba más en la forma que en el fondo de su saludo. Entregarle una medalla religiosa, obligó al Papa a acercarse para recibirla en propia mano, ni modo de no hacerlo viniendo de un ciudadano del país que visitaría en breve. Con esto, logró las fotos que requería para darle el carácter personal a su odisea papal, mismas que se encargó de difundir en su blog de Facebook, con buen impacto mediático, que es lo que, a fin de cuentas, le interesaba.

La medalla y la carta sólo fueron el pretexto para dar constancia de su presencia. Claro está, que si esa carta logra despertarle al Papa su curiosidad sobre el entorno político de México, qué mejor, aunque habría que agregar que la política que se maneja en El Vaticano es de grandes ligas, y quién sabe qué les haya parecido la audacia lopezobradorista.

Para terminar con este tema, no me queda claro si las prerrogativas que reciben los partidos políticos pueden aplicarse, a discreción y sin limitaciones, para pagar viajes de carácter personal al extranjero, como lo fue la visita de AMLO al Vaticano, pues a decir del tabasqueño, su partido Morena cubrió todos sus gastos, ya que “le fue muy bien” y está recibiendo cerca de 200 millones de pesos del Instituto Nacional Electoral. El detalle es que ese dinero no es propio del patrimonio de la autoridad electoral, sino de todos los mexicanos y, es de suponer, que está etiquetado para fines específicos.

Creo que con esta declaración, el multicandidato presidencial se metió en camisa de once varas.

Octubre 22 de 2015

 

 

 

 

 

 

En la Capital ¿fuego amigo?

In Política on 12 junio, 2013 at 1:55 pm

El problema de las adicciones en el país se agrava al mismo ritmo que el de la inseguridad. Con esto, no estaríamos afirmando que entre ambos exista necesariamente una relación de causa efecto, aunque ciertamente tampoco podríamos considerarlos desligados del todo. Porque la crisis de inseguridad que ha sacudido al país en los últimos años, al menos en lo que a pérdida de vidas se refiere, está ligada con la guerra declarada por el anterior gobierno a los cárteles de la droga, con muy cuestionables resultados.

Según estudios del Instituto de Atención y Prevención de Adicciones (IAPA), en la década pasada, el consumo de drogas ilegales en el país se duplicó al pasar de 0.8 por ciento a 1.5 por ciento entre personas áreas urbanas sube a 2.9 por ciento. Por regiones, la zona norte de la República muestra los índices más elevados con un 50 por ciento sobre la media nacional. Y son los estados de Nuevo León, Tamaulipas y San Luis Potosí quienes reportan los registros más altos con 3.1 por ciento.

En el caso de la ciudad de México, conforme a lo declarado por el Director del IAPA, en octubre del año pasado, el consumo de drogas legales e ilegales es superior al del promedio nacional. Según sus propias palabras “no somos la peor entidad en ninguna de las sustancias, pero estamos por arriba del promedio, en todas ellas”. En esta capital, más de medio millón de personas consumen drogas ilegales como marihuana, cocaína, metanfetaminas y drogas sintéticas.

Con un mercado tan atractivo, es difícil imaginar que en el Distrito Federal no opere ningún cártel, como insistentemente lo ha afirmado el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. Entonces, cabría suponer la existencia de acuerdos entre grandes capos del crimen organizado para ingresar la droga en la capital, sin estridencias, por el bien de ellos y, sobre todo, del negocio.

Según reportes de 2011, al menos seis cárteles operaban en la ciudad de México: el de Sinaloa, los Zetas, los Beltrán Leyva, el de Juárez, la Familia Michoacana y hasta una célula de los Mara Salvatrucha. Creíble, por la magnitud del mercado, pero dado que aquí no se conocen enfrentamientos entre estos grupos, como los que acostumbran en otras regiones del país, sólo cabrían dos posibilidades: aceptar la afirmación del Jefe de Gobierno capitalino de que aquí no opera ningún cártel o bien, considerar la hipótesis de la existencia de pactos de no agresión entre los principales capos, lo que no significaría que no operen en este lugar.

Y es que, como alguien tiene que abastecer el mercado, operación que supera las capacidades de los narcomenudistas, y el volumen de consumo da para muchos, resulta más conveniente y redituable, para los intereses de los grandes capos, alcanzar acuerdos para introducir la droga en la ciudad, sin problemas, que librar una guerra entre cárteles para tratar de ser el único proveedor de la plaza. Suponemos que éste sea el caso, pues sólo así se explicaría el sigiloso y creciente arribo de droga para su distribución en esta plaza, según los indicadores de incremento en el consumo.

Estos acuerdos, al fin de cuentas, supondrían una forma de operación de los cárteles en la ciudad capital, pues es su producto el que se está comercializando, además de la supervisión que seguramente ejercen para vigilar el cumplimiento de los compromisos. Lo que es evidente es la disputa por el control de zonas y puntos de distribución en la plaza, aunque, eso sí, sólo ocurra entre traficantes al menudeo.

La violencia que se ha suscitado en esta ciudad en las últimas semanas, y que aparecen como disputas entre grupos de traficantes de drogas, da lugar también a especulaciones de otra índole. Se habla de choques entre bandas de delincuentes a las que se les ha perdido el control, de una manera intencionada para poner en jaque al gobierno de la ciudad capital.

Fuego amigo de algunos personajes del partido en el poder capitalino que no repararían en utilizar cualquier medio para recuperar posiciones. Al fin de cuentas, con tantos años en el gobierno del Distrito Federal, han logrado cooptar toda clase de grupos, que les prestan los más variados servicios. Podría tratarse entonces, del cobro de facturas ante los recientes descalabros sufridos por ciertos grupos en la renovación de las dirigencias de la Asamblea de Representantes y del Comité Ejecutivo Estatal del Partido de la Revolución Democrática en el Distrito Federal. Posiciones que ahora controla el Jefe de Gobierno, para desgracia de algunos perredistas.

Claro está que todo esto es una mera especulación. Aunque ya sabemos cómo se las gastan algunas tribus de ese partido.

Junio 12 de 2013.

Ahora, a cuidar los modales

In Política on 7 junio, 2013 at 5:04 pm

La comunicación tuvo una formidable transformación a partir de que la tecnología puso al alcance de los ciudadanos de a pie instrumentos que antaño sólo se concebían en el mundo de ciencia ficción. En la fantasía, proyectada a través de personajes de novela o cinematográficos, privilegiados con el uso de herramientas concebidas por una fértil imaginación de esos tiempos, con la que nos deleitaban, a través de fantásticas aventuras.

Me queda el recuerdo de un personaje de revistas de entretenimiento y de tiras cómicas que se publicaban en ediciones dominicales de algunos diarios, a mediados del siglo pasado, y que era portador de un radio reloj de pulsera que utilizaba como medio de comunicación.

Dick Tracy se llamaba el héroe de esas historietas, un detective que combatía el crimen y resolvía casos en los que el bien siempre vencía al mal. A este personaje, en 1946 se le dotó con la innovación de lo que podríamos considerar el antecedente de los teléfonos celulares actuales, un radio reloj. Más adelante, en 1964, a ese aparato se le habría de agregar una pantalla que le permitiría funcionar, además, como televisión.

Estos equipos vendrían a ser los abuelos de los llamados smartphones o teléfonos inteligentes, que han venido a revolucionar la comunicación actual, al facilitar la difusión masiva de hechos que en otros tiempos pasarían desapercibidos, pero que ahora cualquiera, que cuente con uno de estos aparatos, puede video grabar y transmitir a través de las redes sociales.

Esta circunstancia ha convertido al ciudadano común y corriente en un potencial reportero, con enormes ventajas sobre el periodista profesional, en cuanto al sentido de la oportunidad, pues aquél resulta ser testigo presencial de los hechos que puede difundir simultáneamente al momento de estar ocurriendo. Eso sí, con el riesgo que significa mostrar una versión precipitada y parcial de un hecho, de sólo una parte de la historia, lo que, no pocas veces, ha dado lugar a juicios condenatorios injustos.

Lo que, por cierto, no ha sido el caso de algunos de los escándalos conocidos recientemente y que, por el contrario, ha funcionado como denuncias públicas sobre conductas reprobables, más grave cuando el personaje involucrado se trata de una figura pública, como en el caso de la ahora conocida  “ladydelsenado,” Luz María Beristain, senadora por el estado de Quintana Roo.

Pareciera que la posibilidad de hacer ostentación de un cargo público, como alegato de privilegio para ignorar leyes o reglas, sigue prevaleciendo como una gran tentación en la mente de algunos servidores públicos. Sujetos que no dudan en aprovecharse de su puesto para exigir ventajas, en lugar de asumirlo como una responsabilidad de servicio y de compromiso con la ciudadanía y el país.

Sólo con esta distorsión de conceptos, pueden entenderse los alegatos de la senadora Beristain, en su intento por justificar su comportamiento ante la despachadora de una aerolínea que se negó a darle el pase de abordar por haber llegado a registrarse cuando el vuelo ya estaba cerrado.

Dado que la videograbación del suceso mostró toda la retahíla de reclamos formulados por la legisladora, resultaba difícil desmentir lo dicho, así que, suponemos, que alguien recomendó a la legisladora salir a medios, para dar su versión de los hechos, a manera de control de daños. Sólo que erró en la estrategia argumental al insistir, en todas sus entrevistas, que el maltrato recibido consistió en haberle negado el trato especial y de privilegio que, según ella, se merecía, en función del cargo de representación popular que ostenta. Porque, del incumplimiento en que incurrió, al llegar después de vencido el tiempo que requieren las líneas aéreas para el registro de pasajeros, ni hablar.

En su afán por justificar lo injustificable, la senadora consideró la negativa a acceder a su reclamo, como un complot en contra de los políticos, por lo que en el extremo anunciaría su intención de proponer la creación de una Fiscalía Especial para la Protección de los Políticos.

Si bien, tras varias accidentadas entrevistas, la legisladora accedió a ofrecer disculpas por su comportamiento, no dejó de insistir en que, con ella se había cometido una injusticia y que el trato que se la había dado era inhumano.

Esto, estimados radio escuchas, sólo es una muestra de la prepotencia que caracteriza a algunos personajes de nuestra clase política, pero que ahora tendrán que ser más cuidadosos de sus modales, si no quieren saltar a la fama, y no precisamente, a la más conveniente para su carrera política.

Junio 3 de 2013