Miguel Tirado Rasso

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Primer proceso electoral

In Procesos Electorales on 3 julio, 2013 at 12:38 pm

El próximo domingo 7 se celebrarán elecciones en 14 estados de la República, (Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas), en los que se disputarán 141 diputaciones locales y 1348 presidencias municipales. El padrón electoral para estos comicios es de 30.5 millones de electores, equivalente al 37 por ciento del listado nacional que asciende a 81.7 millones de ciudadanos.

De los 14 estados, sólo en Baja California estará en juego la gubernatura del estado, además de sus alcaldías y diputaciones. En Hidalgo, únicamente se renovará el congreso local y, en Coahuila, sólo los ayuntamientos. En el resto de las entidades, la elección será tanto para diputados, como para alcaldes.

Éste es el primer proceso electoral del sexenio, y una prueba de fuego para todos los partidos. Bueno, principalmente para las tres fuerzas políticas mayoritarias: PRI, PAN y PRD. Algunas de las cuales andan por senderos sinuosos entre enfrentamientos internos y alianzas externas, difíciles de explicar. Y es que, en la lucha por el poder, tal parece que el fin justifica los medios, y en la búsqueda de posiciones, lo de menos es con quién se asocian los partidos, aunque el socio resulte un compañero ideológicamente incómodo.

Recordamos que en el sexenio pasado, el entonces partido en el poder, nos sorprendió con la celebración de alianzas con una de las fuerzas políticas que, en su momento, se negó a reconocer la legalidad de la elección presidencial y, consecuentemente, el triunfo del candidato panista. No por algo, hubo quien las calificara de “contra natura”. Pero dado el desgaste acumulado por el PAN, en su calidad de partido gobernante, y ante su incapacidad de resolver el acertijo del reposicionamiento político del PRI, el blanquiazul optó por ir en alianza electoral con el partido del Sol Azteca, como fórmula para derrotar al partido tricolor. La estrategia funcionó, al menos, en tres casos: Oaxaca, Puebla y Sinaloa.

En base a aquella experiencia, estos partidos decidieron, nuevamente, unir sus fuerzas, y registrar candidatos comunes en seis estados (Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Oaxaca, Puebla y Tlaxcala). Hubieran querido hacerlo en más, pero al no cumplir con los requisitos legales para obtener el registro oficial de su coalición, tuvieron que conformarse con otras tres alianzas, sólo que éstas de facto (Durango, Quintana Roo y Veracruz).

Resulta evidente que la joya de la corona en esta jornada electoral, es la gubernatura de Baja California, entidad que gobierna el PAN desde hace 24 años. Aunque también hay otras posiciones que interesan mucho, como son las 13 capitales estatales en disputa. De éstas, dos gobierna el PAN, en alianza con el PRD: Oaxaca y Puebla. El resto están bajo los colores del PRI.

De acuerdo a declaraciones del presidente del CEN panista, su meta es conservar las capitales que detentan y recuperar las que alguna vez gobernaron: Aguascalientes, Durango, Chihuahua, Mexicali y Tlaxcala. Por su parte, el PRI pretende aumentar sus posiciones, y en particular, obtener la única gubernatura en juego, lo que tendría un especial significado político.

En efecto, con este triunfo, el tricolor lograría revertir su revés electoral más antiguo (1989), arrebatándole al PAN uno de los dos bastiones que éste ha conservado, ininterrumpidamente, por más de dos décadas. El otro es el gobierno de Guanajuato, cuyo triunfo electoral data de 1991.

En esta elección, el papel de los demás partidos con registro es menos que modesto. El Verde Ecologista, para no hacerse bolas, se sumó en alianza con el PRI, en prácticamente todos los procesos. El Partido Nueva Alianza, por su parte, con el rumbo perdido, a partir del  eclipse de su líder y fundadora, busca su sobrevivencia apostándole al campeón. De esta manera, va en alianza con los partidos en el gobierno local, sin importar principios ni ideología. Con el PAN y PRD, en los estados en que éstos gobiernan (Baja California, Puebla y Sinaloa), y a su vez con el PRI, en donde éste detenta el poder local (Chihuahua, Durango, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz).

El partido Movimiento Ciudadano, ensartado en el destino que le depare el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y con prácticamente nada que ofrecer, sigue el mismo pragmatismo ideológico de nuestra realidad política, y lo mismo hace alianzas con el PAN (Oaxaca), que con el PRI (Chihuahua).

Por último, el Partido del Trabajo, muy disminuido y a la espera de lo que decidan otros sobre su futuro político, participa aliado con el mismo sentido de congruencia ideológica que sus colegas. Con el PRI, donde se pueda (Baja California) y con el PAN donde lo acepten (Oaxaca y Sinaloa).

No sabemos que tanto le afecte, electoralmente, a Acción Nacional su sainete senatorial, que, por cierto, no tiene para cuando terminar. El PRD, independientemente de sus tradicionales divisiones internas, no parece estar en su mejor momento electoral. Por lo que toca al PRI, su posición no es muy cómoda. Si gana más de lo que ya controla, la crítica se le vendrá encima acusándolo de viejas mañas para lograr el carro completo. Se denunciará entonces, el retorno del viejo PRI autoritario. Y si sufre derrotas, se hablará de concertacesiones, de una Presidencia a la baja, de un gobierno débil. Total, como el cohetero.

Lo que es de lamentar es el grado de violencia generado en torno a la elección y la guerra de lodo que ha ambientado las campañas. Pocas propuestas a cambio de muchas denuncias, en base a rumores.

Habrá que ver en qué medida influya todo esto en el ánimo de los votantes.

Julio 3 de 2013