Hasta lo que alcanzamos a ver, al día de hoy, el enfrentamiento entre el ahora ex coordinador de la bancada panista en el senado, Ernesto Cordero, con el presidente de su partido, Gustavo Madero, no concluyó con su sustitución en el cargo, tal y como lo hubiera deseado el dirigente del PAN.
Porque la operación relevo del senador Cordero, el procedimiento para un nuevo nombramiento y la designación misma del sustituto, habría que registrarlas en el manual de cómo tratar de corregir lo que está mal para llegar a obtener peores resultados. Gustavo Madero sorprendió a todos con su actuación, incluyendo al propio elegido, quien, según una nota periodística, habría declarado estar “en el lugar que menos quería y en el momento menos indicado”.
Y es que lejos de realizar una jugada habilidosa, de trabajo fino, el líder blanquiazul se enredó en una accidentada y burda operación, que lejos de calmar los ánimos en las filas panistas, los encendió aún más, como lo mostraron las reacciones de los senadores y de varios miembros destacados de ese partido.
Cuando alguien resuelve diferencias sin enfrentamientos o da solución a conflictos conciliando intereses, se dice que tiene manejo político. Una cualidad poco común, pero muy conveniente y necesaria para la vida en armonía a la que todos aspiramos, y propia, por definición, de quien interviene en “las cosas del gobierno y negocios del Estado”, como lo indica el diccionario de la Real Academia Española.
Era pues, de esperar que quien vive en la política y, dadas las circunstancias en que se encontraba el estira y afloje del poder, buscara una solución, lo más tersa posible, para poner punto final al conflicto y superar la amenaza de una costosa fractura hacia el interior de ese instituto político.
La rebeldía en que había incurrido el senador Cordero, a través de una estrategia distinta y opuesta a la institucional de su partido, necesariamente lo enfrentaba con su dirigente, a quien no le quedó otra salida que la de ejercer su facultad estatutaria para cambiar y nombrar a un nuevo coordinador de su bancada en el senado. Una decisión siempre difícil y delicada, en particular en este caso, por lo que representa o a quien representan el senador Cordero y sus aliados.
De una manera atropellada, Madero operó la sustitución. Si la decisión de remover a Cordero provocó una polémica, con amagos de insurrección, aunque se le reconociera su derecho para hacerlo, con la designación del senador Jorge Luis Preciado, como nuevo coordinador, se agitaron más las aguas de la inconformidad, incluso entre quienes habían aceptado la decisión del cambio.
Madero fintó a sus senadores ofreciéndoles un proceso democrático, en el que podrían opinar sobre el nuevo nombramiento, sólo que al final no hubo ni consulta ni opiniones, y el dirigente resolvió por la libre, lo que obviamente dejó molestos a prácticamente todos los involucrados.
Toca ahora al senador Jorge Luis Preciado, realizar una ardua tarea de cicatrización entre sus pares para que pueda cumplir su encargo de coordinador; pues la rebelión entre su bancada sigue flotando en el ambiente, y un coordinador en el vacío no le servirá de nada al presidente panista ni a su partido.
Gustavo Madero le apostó al poder de su cargo y, por el momento, ganó la partida imponiendo su decisión. Pero las jugadas en política que se imponen por la fuerza y no en base a una negociación, tienen un alto costo que se paga tarde o temprano. Con esta acción, Madero se jugó su futuro político, si es que pretende su reelección en la presidencia del PAN en diciembre próximo. Porque, ahora surgieron más aspirantes a ese cargo, con mayor peso y posibilidades, mientras que él le restó número a sus apoyos para ese propósito, con lo que sus posibilidades de éxito se ven ahora más lejanas.
Porque, como señalábamos en nuestro comentario de la semana pasada, el problema que enfrentó al senador Cordero con el presidente de su partido, no fue la diferencia de opiniones sobre un tema en particular, sino dos visiones y estrategias muy distintas respecto de la conducción política del PAN en su papel como partido de oposición a lo largo de este sexenio. Ópticas de grupos diferentes con intereses y propósitos muy distintos.
Mayo 29 de 2013