Miguel Tirado Rasso

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La guerra de las encuestas

In Temas Centrales on 6 junio, 2012 at 12:27 pm

Una encuesta, entre las muchas que se publican regularmente en estos días, fue capaz de cimbrar el escenario de campaña de los aspirantes a la presidencia de la República, la semana pasada. Los datos publicados por el periódico Reforma sobre una medición en la que el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, aparecía a sólo cuatro puntos de Enrique Peña Nieto, en las preferencias electorales, causó, por lo menos, sorpresa y desconcierto entre propios y extraños a la carrera presidencial.

Y es que, a diferencia de la mayoría de las encuestas en las que el candidato tricolor aparece con una cómoda ventaja respecto de sus competidores, la del diario Reforma estaría señalando una caída precipitada del puntero y un repunte acelerado del candidato del Movimiento Progresista.

Conforme a esta encuesta, Enrique Peña Nieto habría perdido cuatro puntos entre el 25 de abril y el 31 de mayo, al bajar de 42 a 38 puntos en las preferencias electorales. Por su parte, Andrés Manuel López Obrador estaría ganando, en ese mismo período, siete puntos, elevando de 27 a 34 su porcentaje de preferencias. Y si bien, en todos los ejercicios se registran estas tendencias  de descenso y ascenso para estos candidatos, el ritmo en que se observan es mucho más gradual. Cambios de décimas de puntos, que contradicen el estudio del Reforma, por lo que habría que decir que la información de este diario provoca, al menos, un cierto  sospechosismo.

El dilema está en saber cuál de las encuestas está reflejando mejor el sentir ciudadano y, en consecuencia, a cuáles deberíamos hacerles caso. Porque, siete casas encuestadoras Mitofsky, Parametría, GEA/ISA, Buendía y Laredo, María de las Heras y BGC, muestran números muy similares. En el caso de Peña Nieto los registros van entre 41.2 y 49.6 puntos, con promedio de 44.7 puntos, y para López Obrador, entre 24.8 y 29.4, para promediar 27.1. Mientras que la del Reforma difiere mucho de estos números, pues al candidato tricolor lo coloca con cuatro y medio puntos por debajo y al contendiente en segundo lugar, con siete arriba de estos promedios.

Por lo pronto, y a escasas tres semanas de que concluyan las campañas, entre movilizaciones estudiantiles que van tomando colores partidistas, reclamos de estos grupos con más sentido de estridencia que de procedencia (el juicio político reclamado para el Presidente Felipe Calderón, el candidato Enrique Peña Nieto y la maestra Elba Esther Gordillo, es legalmente inaplicable en los tres casos), la publicación de polémicas encuestas y el pase de charola a empresarios para propósitos de campaña, en el caso del candidato de las izquierdas, el proceso electoral llega a su punto de ebullición.

Esta semana le tocó a Josefina Vázquez Mota acudir al encuentro con los estudiantes de la Universidad Iberoamericana, institución en la que cursó su carrera profesional. Le fue bien a la candidata del PAN, lo que puede significarle alguna mejora en su posicionamiento, que mucho necesita para continuar en la pelea. Josefina tendrá que revisar su estrategia de campaña y enderezar sus baterías hacia quien la ha desplazado del segundo lugar, pues sus ataques al puntero no le han beneficiado en nada, y el que los ha capitalizado es el candidato del Movimiento Progresista, que mantiene una tendencia ascendente.

Hoy en la noche, estará presente Andrés Manuel López Obrador en el programa Tercer Grado, en el canal de las estrellas. Por todo lo que este personaje ha despotricado en contra de televisa y, en particular, sobre la línea editorial de este programa, es de esperar un difícil encuentro para ambas partes. Quizás más para los periodistas que para el invitado.

Si conservan el estilo utilizado en los encuentros con Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto, que no se caracterizó por su suavidad, corren el riesgo de que su nuevo invitado se sienta víctima de un complot por parte del oligopolio televisivo, circunstancia que este candidato sabrá aprovechar muy bien en el post encuentro, quejándose de maltrato para beneficiar al candidato que, según él, esa televisora pretende llevar a la presidencia. Ya en su discurso de campaña en Michoacán, el día de ayer, denunció el inicio de la guerra sucia en su contra, además de pedir a sus simpatizantes que lo ayuden a defender el voto para evitar el fraude electoral que se pretende reditar. Vaya declaración!

Una parada más les falta a estos candidatos.  El próximo domingo tendrá lugar el segundo y último debate entre los cuatro aspirantes. Una buena prueba que podría definir la competencia en tercios o parejera, según sea el desempeño de los candidatos. Habrá que verlo.

Junio 6 de 2012

Energía Juvenil

In Temas Centrales on 30 mayo, 2012 at 12:21 pm

A cuatro semanas de que concluya la campaña electoral, el tono y la agresividad en los discursos de los candidatos presidenciales se ha elevado de manera considerable. Las descalificaciones han desplazado a las propuestas. Ahora se lanzan toda clase de epítetos, aunque a decir verdad, unos más que otros, eso sí, particularmente en contra del candidato del tricolor quien, por encabezar las preferencias expresadas en las encuestas, resulta ser el adversario a vencer.

Tanto Josefina Vázquez Mota como Andrés Manuel López Obrador han decidido enderezar todas sus baterías hacia un mismo objetivo, y en momentos surge material para hacerle imputaciones al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, aunque las culpas que se le pretenden endosar, sean ajenas. El sendero por el que tiene que circular este candidato es accidentado. Las denuncias sobre excesos o conductas ilícitas de militantes priistas, y en ocasiones ni eso, sirven a los propósitos de quienes repudian el regreso del PRI a Los Pinos, mostrándolos como ejemplos nefastos de un pasado que, afirman, no debe repetir.

En esta disputa por el poder, pareciera que lo que menos importan son las propuestas o los programas de los aspirantes presidenciales.  Se pierde más tiempo en tratar de mostrar porque no conviene que gane un candidato, que en exponer argumentos para convencer al electorado sobre las buenas razones para votar en favor de un aspirante. La estrategia de negativos avasalla a la de propuestas, y nos remite a la campaña del 2006, sólo que ahora el peligro para México lo representan el PRI y su candidato.

Se destaca como inédito el hecho de que, a partir del incidente de la visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana, los estudiantes iniciaran una serie de marchas y manifestaciones en contra de este candidato. Y sí, pues usualmente las expresiones de protesta son en contra de actos de autoridad, y no en contra de alguien que todavía no lo es. Pero algún reflejo habría de tener en el ánimo de estos jóvenes lo que se ha dicho del pasado priista por parte sus adversarios políticos y, ante un futuro incierto, los jóvenes han volcado su desencanto en contra de lo que suponen, de retornar, empeoraría las cosas. El detalle está en que, en ese pasado nefasto de otros tiempos que tanto se rechaza, existían más y mejores oportunidades para los estudiantes de entonces. Eso, ni manera de negarlo.

La participación de los jóvenes en este proceso electoral hay que saludarla y estimularla. Representan una fuerza de presión que obliga a todos los candidatos a esforzarse más. Su voz ha ocupado un lugar predominante en la campaña, y si bien, se defienden para evitar caer en política partidaria, la realidad es que esto parece inevitable. El sólo hecho de expresarse en contra de un candidato los lleva a inclinarse por alguno de los demás, aunque no lo mencionen expresamente, porque lo que no están promoviendo es el abstencionismo, y que bueno, porque eso sería grave.

Tal vez lo que valdría señalar, en relación a esta expresión juvenil, es la necesidad de que tres elementos no se pierdan en la explosión energética de sus movilizaciones. La serenidad, el respeto y la tolerancia, son valores que deben estar presentes en todo momento. La serenidad para que, a pesar de las pasiones que despiertan los temas políticos, no se violenten los ánimos. Que los reclamos y cuestionamientos puedan formularse con respeto hacia sus  contrapartes del diálogo. Y, finalmente, ser tolerantes para escuchar ideas y propuestas de los demás, que en algunos casos pudieran sumar aportaciones interesantes a sus planteamientos.

Porque supongo que estas manifestaciones tienen un sentido propositivo para que su voz sea escuchada, para reclamar su derecho a obtener respuestas y plantear propuestas, creo importante que éstas se lleven a cabo en un ambiente propicio que permita alcanzar resultados positivos. Y es que tanta energía habría que aprovecharla para construir y no para destruir. Movimientos para proponer cambios y mejoras, en lugar de posiciones de negación, que a nada conducen.

Mayo 30 de 2012

Jugar con fuego

In Temas Centrales on 23 mayo, 2012 at 12:24 pm

Todos con todo contra el puntero, porque el tiempo se acaba. Después de casi ocho semanas de campaña, el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, se mantiene a la cabeza en las preferencias electorales, según todas las encuestas publicadas hasta el momento. Ese lugar, cuya ventaja sobre sus contendientes, si bien ha menguado aunque nunca ha sido inferior de 20 puntos, la tiene el candidato tricolor desde el inicio del proceso electoral, por lo que sus competidores han tenido que ajustar sus estrategias para encontrar la fórmula que les permita acortar distancias.

Por lo pronto, la disputa está por el segundo lugar. La candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota inició en esa posición y se ha sostenido con altibajos. A pesar de los ajustes en su campaña y los golpes de timón, no ha logrado superar la barrera de los 29 puntos. Pareciera estar estancada entre los 24 y los 26 puntos. El caso del candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, es diferente. Entre la campaña del México amoroso y su vuelta al pasado, ha mantenido una tendencia ascendente, logrando remontar su posicionamiento entre las preferencias hasta empatar o casi, en el segundo lugar a la candidata panista.

Pienso que será cosa de días para que finalmente se defina el segundo lugar, en términos de los estudios de opinión. Por lo pronto, como lo comentábamos la semana pasada, estos dos candidatos siguen con la estrategia de golpear al puntero, sin que entre ellos exista la más mínima crítica. Curiosa circunstancia, porque perteneciendo, uno a la oposición y la otra al partido en el gobierno,   comparten cuestionamientos como si ambos fueran oposición y el objetivo fuera sacar al PRI de Los Pinos, en lugar de evitar su retorno. Y es que se insiste en destacar todo lo negativo de los gobiernos del pasado, aunque habría que recordar que desde hace doce años el PRI no gobierna al país y hace quince, que perdió el gobierno del Distrito Federal.

Por lo pronto, los equipos de campaña están echando toda la carne al asador, y el incidente de lo ocurrido al candidato tricolor en la Universidad Iberoamericana durante su visita a ese plantel, les ha dado parque a unos.

La expresión de rechazo de un grupo de estudiantes de esa institución hacia el abanderado priista, era casi previsible. Hacía sólo unas semanas que el candidato de las izquierdas había tenido un buen recibimiento de parte de los alumnos de la Ibero. Los estudiantes, al menos los de mayores inquietudes políticas, habían manifestado ya entonces sus preferencias y, seguramente, fueron los mismos que repudiaron la presencia del candidato de la coalición Compromiso por México, con expresiones que, ciertamente, cayeron en el exceso.

Pero bueno, son riesgos de campaña a los que están expuestos quienes están en el juego de la política. Es la disputa por el poder, y en eso no hay tregua ni cuartel. El suceso con los estudiantes de la Ibero provocó reacciones entre un sector que, hasta entonces, no se había manifestado en el proceso electoral, al menos no de una manera expresa como ahora.

No se si las diferentes reacciones por aquel incidente hicieron que, de repente, se despertara el interés de los estudiantes por participar en este proceso, o si, aprovechando la circunstancia, hubo una mano que meció la cuna. El hecho es que en estos últimos días los jóvenes han tomado la calle, para expresarse. Y que bueno que lo hagan, sin manipulaciones de por medio, como ellos lo afirman, demandando respuestas y soluciones a los candidatos presidenciales, y formulando propuestas.

Pero importa mucho que todo esto se haga con un ánimo propositivo, en un ambiente de madurez y de manera pacífica. Tomar partido es importante, y hacer proselitismo en favor del candidato de sus preferencias es perfectamente válido, lo que resulta delicado es crear un ambiente de enfrentamiento, de polarización, de descalificativos, de intolerancia en contra de quien no piense igual.

Una manifestación en contra de un candidato poco aporta al fortalecimiento de nuestro sistema democrático. La del sábado en contra del PRI y de su candidato, fue convocada a través de las redes sociales con la participación de jóvenes que se encargaron de enfatizar el carácter apartidista del movimiento. Sin embargo, también quedó claro que una movilización así puede ser fácilmente víctima de infiltraciones de grupos con otro tipo de intereses, con los riesgos que esto implica.

Los candidatos deben convocar a los ciudadanos a sumarse a su causa, a buscar su respaldo, a solicitar su voto, a tratar de convencerlos de sus planes y programas de gobierno. Esto es, a sumar electores. Lo que no creo conveniente, es hacer campañas negativas, llamados para manifestarse en contra de algún candidato, particularmente cuando la audiencia convocada son los jóvenes, estudiantes o no.

Los jóvenes constituyen un sector muy atractivo para cualquier candidato. Según datos del IFE representan 14 millones de votos potenciales. Así de importante es su apoyo. Se entiende el interés en atraerlos, pero no sembrando odios, porque eso es jugar con fuego.

Mayo 23 de 2012.