Miguel Tirado Rasso

Archive for 2016|Yearly archive page

Corrupción o negligencia

In Gobierno, Temas Centrales on 17 febrero, 2016 at 11:31 am

La otrora bella ciudad de los palacios, a ciencia y paciencia de sus autoridades, se reconfirma como la más caótica urbe del país ante una muy laxa regulación que permite un incontenible crecimiento vertical, sin que la insuficiencia de servicios urbanos constituya un tema de preocupación.

Con azoro vemos como cada día surgen nuevas torres habitacionales en donde originalmente solo existían residencias unifamiliares, con el consecuente agravamiento en los problemas de vialidad y el suministro de servicios como agua, energía eléctrica, drenaje, recolección de basura, transporte, etc. que están convirtiendo la vida en la capital del país en una verdadera pesadilla.

Entre las construcciones que se levantan con apego a la ley y las que se hacen apostando a la impunidad, por la voracidad de algunos constructores y la complacencia de funcionarios corruptos, la ciudad crece en un orden inverso, primero se dan los asentamientos y las edificaciones, y luego las autoridades buscan como resolver el abastecimiento de servicios y regularizar lo ya construido.

Un claro ejemplo de esto lo tenemos en la zona corporativa más importante del Distrito Federal, Santa Fe. Un desarrollo urbano iniciado en los tiempos de la regencia de Manuel Camacho Solís, en 1990, en donde originalmente era una zona de tiraderos de basura, sin el menor atractivo y casi nulo valor comercial, que habría de convertirse en pocos años en un exclusivo emporio habitacional y corporativo.

Sus graves problemas de vialidad y transporte no parecen tener solución, ante la avalancha diaria de una población flotante calculada en más de 400 mil personas, en constante crecimiento. Ya en diciembre de 2013, el entonces Jefe Delegacional de Cuajimalpa, Adrián Ruvalcaba, advertía sobre los riesgos de que Santa Fe se colapsara de continuar el otorgamiento de permisos de construcción de viviendas. De acuerdo a sus declaraciones, un departamento de 120 metros cuadrados pagaba anualmente un impuesto predial de 70 mil pesos, sin garantía de contar con agua potable, pues el 60 por ciento de sus habitantes carecía de este líquido, por lo que el desabasto tenía que resolverse mediante la contratación del servicio de pipas particulares. Situación que, suponemos, no ha de diferir mucho con lo que hoy sucede.

Pero ahora resulta que otros problemas, más severos, han surgido en esta zona, por el desgajamiento de cerros en donde existen torres habitacionales que seguramente en su publicidad comercial ofrecieron, como uno de sus mayores atractivos, una vista panorámica espectacular. Sólo que ahora lo espectacular es la barranca que pone en riesgo el patrimonio, además de la seguridad de sus habitantes.

Cabe preguntar aquí, de quién es la responsabilidad del caos que padecemos ante este crecimiento desmedido de construcciones para el cual no hay zonas vedadas ni aún las de alto de riesgo, como es el ejemplo de Santa Fe. Y es que las autoridades responsables de otorgar permisos de construcción, en muchos casos, son “complacientes” con los desarrolladores inmobiliarios al permitirles construir más niveles de los que autorizan los reglamentos o edificar en terrenos inestables.

Aparte de encontrar una solución satisfactoria y justa para quienes están literalmente al borde del abismo en Santa Fe, con riesgo de sus vidas, se requiere una investigación a fondo de parte de las autoridades capitalinas para dar respuesta a varias preguntas elementales como ¿a quién pertenecían estos terrenos? ¿Quién los vendió? ¿Quién expidió los permisos de construcción? ¿Quién construyó las torres?

Hasta el momento, nadie aparece como responsable de la construcción de estos edificios, como si estos hubieran surgido de la nada. Entre una regulación compleja y tortuosa que, en la medida que distribuye funciones entre diversas autoridades, diluye responsabilidades y una corrupción epidémica, las irregularidades en materia de construcción están a la orden del día.  Esperemos que este caso no resulte un nuevo ejemplo de impunidad y que las autoridades de la ciudad sancionen, con todo rigor, a quienes resulten  responsables para sentar un precedente tan necesario en este tema.

Por cierto, en el número 99 del Eje vial 10, Río Magdalena, en la colonia Tizapán- San Ángel, a unos metros de la clínica 8 del IMSS, hay una construcción a puerta cerrada, sin ningún aviso que indique el tipo de obra de que se trata. Por lo pronto, ya derribaron varios árboles centenarios, por lo que valdría la pena que las autoridades de la Delegación Álvaro Obregón se dieran una vuelta por ahí para verificar la legalidad de esta construcción.

Noviembre 12 de 2015

Sospechosismo en el caso Colima

In Política, Procesos Electorales, Temas Centrales on 16 febrero, 2016 at 12:54 pm

El estado de Colima ha sido la nota en estos últimos días. Fenómenos de la naturaleza y, otros, de naturaleza humana vinieron a alterar la paz que regularmente, supondríamos, se vive en esta bella entidad y que atrajeron la atención nacional.

Para fortuna de todos, lo que amenazaba en convertirse en una de las peores tragedias en ese estado, por los efectos de Patricia, un huracán que, en sólo 10 horas, había pasado de tormenta tropical a ser considerado el huracán más fuerte registrado en el Pacífico y el Atlántico, con vientos hasta de 325 km/h, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de nuestro país vecino del norte, se superó, sin pérdidas humanas que lamentar ni los efectos devastadores que se anunciaban.

Una movilización efectiva y oportuna con medidas de prevención adoptadas con diligencia y tino, permitieron a la población estar preparada para este huracán que, finalmente, disminuyó su fuerza al tocar tierra. Esta combinación de factores, evitó que se cumplieran las “consecuencias potencialmente catastróficas”, que se habían pronosticado de este fenómeno natural.

No fue el caso del otro huracán, el de naturaleza humana, generado en un clima político enrarecido que también golpeó a la entidad. Un fenómeno de pronóstico reservado, con negativas consecuencias para la democracia local. Y es que ya en más de una ocasión, estos meteoros políticos han devastado las jornadas electorales en el estado, obligando a celebrar procesos extraordinarios en las elecciones para gobernador.

Sólo para registro, valdría mencionar que Colima es la única entidad de la República en la que, en menos de tres lustros, se han anulado dos elecciones para gobernador y celebrado tres elecciones extraordinarias. Dos por la anulación decretada por la autoridad electoral y una por el fallecimiento del gobernador en funciones.

En 2003, Gustavo Alberto Vázquez Montes, candidato priista triunfante en la elección para la gubernatura del estado, habría tenido que volver a contender en una elección extraordinaria, ante la anulación de los comicios constitucionales ordenada por la autoridad electoral, debido a intromisiones ilegales del gobernador en el proceso electoral.

La nueva elección ratificaría su triunfo, sólo que, después de poco más de un año, fallecería en un accidente aéreo (2005), sembrado en el misterio y la duda. Este hecho daría lugar a una convocatoria para nuevas elecciones extraordinarias, ahora para elegir a un mandatario sustituto. Una vez más el candidato del tricolor ganaría en las urnas. Silverio Cavazos, candidato ganador, concluiría el período constitucional de su antecesor (2005-2009). Pero este personaje tendría también un fin trágico. Un año después de concluido su mandato perdería la vida, como consecuencia de un atentado criminal, aún pendiente de aclarar.

La tercera elección extraordinaria habrá de tener lugar en algún momento de 2016, o en las postrimerías del año en curso, en el mejor de los casos, para reponer la elección para gobernador del pasado 7 de junio, que tres meses y medio después anulara el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), por las mismas causas que la de 2003: intervención ilegal de las autoridades locales en la contienda. Esto es, la causa de nulidad abstracta.

Cabría suponer que con el antecedente de la primera anulación, la autoridad local se habría cuidado de no cometer el mismo error que puso en peligro el triunfo de su partido en 2003, pero al parecer esto no fue impedimento para caer en la tentación de, supuestamente,  apoyar desde el gobierno al candidato priista a la gubernatura.

Hasta ahí la censura sería por la torpe ocurrencia de la autoridad de violar la ley, solo que en la rumorología local existe el sospechosismo de que precisamente esa burda actuación tendría una perversa intención. Fuego amigo, pues. Y es que el abanderado del PRI, Ignacio Peralta, no era el candidato del gobernador Mario Anguiano y, por alguna razón que se puede uno imaginar, se le quiso desbarrancar cuando prácticamente tenía el triunfo en la bolsa, aunque fuera por sólo 503 votos de diferencia, pues el TEPJF se había encargado de filtrar que el proyecto de sentencia sobre la impugnación de la elección presentada por el PAN, iba en el sentido de validar dicho proceso.

Ante esto, prácticamente de la nada y al cuarto para las doce, el secretario de Desarrollo Social del estado, a quien se le escucha en una grabación  instruyendo a sus subordinados a apoyar al candidato del PRI, sobre el principio de que gobernador pone gobernador, decide, después de tres meses, validar públicamente las palabras que se escuchan en ese audio, confesión suficiente para modificar el sentido del proyecto de resolución original del magistrado ponente y  proponer ahora la anulación de la elección, por la que, finalmente, se pronunció el pleno del Tribunal.

Las cosas se ponen difíciles para el PRI, según se interprete lo establecido en el artículo 41 de la Constitución que en su parte final señala: “En caso de nulidad de la elección, se convocará a una elección extraordinaria, en la que no podrá participar la persona sancionada.”  Porque si se considera que el sancionado es el candidato tricolor, Ignacio Peralta estará imposibilitado de volver a contender en los comicios extraordinarios y, entonces, nada detendrá al abanderado panista, Jorge Luis Preciado, con la consecuente alternancia.

Si es que ese fuera el caso, el gobernador Mario Anguiano se habrá salido con la suya. Aunque, en este mar de sospechosismos, también corre la versión de un acuerdo interpartidos, en lo oscurito y aprovechando la coyuntura, que tendría que ver con nuestro máximo tribunal de justicia.

Octubre 29 de 2015

LOS MOTIVOS DEL PEJE

In Partidos Políticos, Política, Temas Centrales on 16 febrero, 2016 at 12:42 pm

Dice el dicho popular que a la ocasión la pintan calva, con lo que se quiere significar que no hay que dejar pasar las oportunidades cuando se presentan. Una buena recomendación, en términos generales, ante el riesgo de que segundas oportunidades no se repitan y se pierda la ocasión. Sí bien, reconocer las oportunidades no siempre resulta sencillo y saber aprovecharlas, tampoco, hacerlo puede cambiar la vida de una persona, en sentido positivo.

Existe, sin embargo, una línea muy delgada entre lo que es una oportunidad, definida como algo oportuno, favorable, apropiado, que  es válido aprovechar siempre que se pueda, y el oportunismo, que vendría siendo su deformación y que el diccionario Larousse define como “actitud política de los que sacrifican los principios para adaptarse a las circunstancias del momento”. Lo que no resulta tan recomendable ni positivo.

Por supuesto que quien actúa con oportunismo, ajusta el principio del mencionado refrán a su comportamiento, distorsionando su sentido, porque más que encontrarse con una oportunidad y aprovecharla, adaptan las circunstancias a su beneficio para sacar algún provecho. Una diferencia aparentemente sutil, pero tajante.

Un buen ejemplo de oportunismo, es el que mostró el líder moral y fundador del partido Morena, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en su fugaz viaje a Europa, hace unos días, para asistir a la audiencia pública que acostumbra dar los miércoles el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, y entregarle una “medallita,” como el mismo lo declaró, y una carta.

Hasta ahí, no habría mayor comentario, salvo que el mismo ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal quiso dejar muy claro cuál había sido la intención de este viaje. Ni razones espirituales ni religiosas, simple y sencillamente de lo que se trató fue de llevar agua a su molino. Hay que recordar que este personaje anda en campaña permanente desde hace más de 15 años.

La audacia del tabasqueño no tiene límites y menos aún su obsesión por la silla presidencial, así que una vez que El Vaticano anunció la próxima visita del Santo Pontífice a nuestro país, de inmediato diseñó una estrategia para aprovechar esta circunstancia en beneficio de su proyecto político.

Pensar en una entrevista con el Papa, durante su estancia en México, resultaría casi imposible. Las visitas son cortas, la agenda es muy cargada, las audiencias privadas son pocas y selectivas y las solicitudes muy numerosas. La posibilidad para saludarlo aquí era muy remota, así que buscó adelantarse y manejar una versión del saludo muy a su conveniencia, además de dejarle una misiva con contenidos de su propaganda política.

El objetivo de AMLO estaba más en la forma que en el fondo de su saludo. Entregarle una medalla religiosa, obligó al Papa a acercarse para recibirla en propia mano, ni modo de no hacerlo viniendo de un ciudadano del país que visitaría en breve. Con esto, logró las fotos que requería para darle el carácter personal a su odisea papal, mismas que se encargó de difundir en su blog de Facebook, con buen impacto mediático, que es lo que, a fin de cuentas, le interesaba.

La medalla y la carta sólo fueron el pretexto para dar constancia de su presencia. Claro está, que si esa carta logra despertarle al Papa su curiosidad sobre el entorno político de México, qué mejor, aunque habría que agregar que la política que se maneja en El Vaticano es de grandes ligas, y quién sabe qué les haya parecido la audacia lopezobradorista.

Para terminar con este tema, no me queda claro si las prerrogativas que reciben los partidos políticos pueden aplicarse, a discreción y sin limitaciones, para pagar viajes de carácter personal al extranjero, como lo fue la visita de AMLO al Vaticano, pues a decir del tabasqueño, su partido Morena cubrió todos sus gastos, ya que “le fue muy bien” y está recibiendo cerca de 200 millones de pesos del Instituto Nacional Electoral. El detalle es que ese dinero no es propio del patrimonio de la autoridad electoral, sino de todos los mexicanos y, es de suponer, que está etiquetado para fines específicos.

Creo que con esta declaración, el multicandidato presidencial se metió en camisa de once varas.

Octubre 22 de 2015