Los preparativos para la jornada electoral de 2016, avanzan. Las alianzas aparecen como una estrategia conveniente y necesaria para la competitividad. En esto hay una coincidencia casi total entre los dirigentes de los partidos políticos, al menos, así lo han hecho público los presidentes de las tres principales fuerzas políticas, PRI, PAN y PRD.
El dirigente del blanquiazul, Ricardo Anaya, dice analizar una alianza electoral con el PRD que tendría como objetivo ganar en los “estados en donde históricamente siempre ha gobernado un mismo partido,” y menciona a Veracruz, Tamaulipas y Durango, como las entidades en donde ve posibilidades de una coalición con la izquierda.
Hay que recordar que una alianza similar los llevó a ganar las gubernaturas de Puebla, Sinaloa y Oaxaca, entidades que también tendrán elecciones el año que entra y, en donde, quizás, podrían intentar repetir la experiencia, aunque ciertamente las circunstancias no son las mismas y, tal vez, por eso el dirigente panista se ha cuidado de no hacer comentarios sobre estos casos.
Abiertamente, Agustín Basave, líder del partido del Sol Azteca, ha reconocido que, ante la debilidad en que se encuentra su partido, necesitan formar alianzas para poder alcanzar triunfos. Y manifiesta que buscará aliarse con los grupos de izquierda, en primer lugar, pero también con otros partidos como el PAN, aunque eso sí, aclarando que sólo en casos excepcionales.
La triste realidad de este partido no le deja muchas opciones electorales y, sin embargo, ya surgen voces internas que se oponen a las posibles alianzas con el PAN. El coordinador de los senadores perredistas, Miguel Barbosa ha alzado la voz demandando a su dirigente no permitir una coalición con un partido de derecha, porque desdibuja al Sol Azteca como una fuerza política de izquierda. Aquí, habría que preguntarle al senador, si de verdad cree que su partido sigue siendo esa fuerza política de izquierda que imagina y si su debilitamiento deriva de sus alianzas con la derecha, o más bien, son consecuencia de una larga serie de errores y conflictos internos que no logran superar.
De cualquier manera en el PRD han identificado los estados de Veracruz, Oaxaca, Hidalgo, Tlaxcala, Zacatecas y Sinaloa, como entidades donde “un amplio frente opositor” podría alzarse con el triunfo en la próximas elecciones de 2016.
Por su parte el PRI, a través de su presidente, Manlio Fabio Beltrones ha reconocido la conveniencia de que su partido vaya en alianza para las elecciones de 2016. Está claro que desde hace unos años su aliado natural es el Partido Verde Ecologista (PVEM) y, en algunos casos, ha ido en alianza con el Partido Nueva Alianza (PANAL). No esperaríamos una sorpresa con algún otro partido, salvo quizás con el Partido Encuentro Social (PES), aunque éste tiene poco que aportar, por lo que de darse, respondería a alguna jugada de tres bandas.
¿Y Morena? Pues su líder moral, Andrés Manuel López Obrador, se ha mantenido renuente a dar respuesta a los llamados de quienes lo buscan para formar un bloque de izquierda, aunque ya en varias ocasiones ha sido más que claro en su rechazo a todos aquéllos que considera parte de la mafia del poder, y en la que incluye lo mismo a grupos de izquierda, que de derecha y del centro.
Él sabe que si lo buscan es porque se sienten débiles y lo necesitan. Ya demostró, en el debut electoral de su partido, que mantiene un buen posicionamiento y que pudo obtener triunfos sin aliados. Su interés no está, entonces, en las alianzas, porque lo que busca es robustecer la militancia de su instituto político a costa de los desprendimientos de otros partidos. Ya después verá qué tanto y con quién le convenga negociar.
Los otros partidos, el Verde, PANAL, PES y Movimiento Ciudadano (MC), necesariamente habrán de participar en alianza con alguno de los partidos grandes. En algún tiempo, el PVEM hizo alianzas con el PAN, aunque ahora no se le ve tan dispuesto a hacerlo. Al menos, no en el caso de las gubernaturas. Nueva Alianza y Encuentro Social estarían abiertos a sumarse con el que los invite y, si es el partido en el poder, mejor.
Movimiento Ciudadano no define con quién irse. Algunas diferencias con Morena parecen haber enfriado la relación entre los dos fundadores de estos partidos. MC se manejó hábilmente en las elecciones de junio pasado, pues más que proponer candidatos buscó sumarse a los personajes que contaban con un posicionamiento sólido, y así se adjudicó buenos triunfos. Sin embargo, su avance es engañoso, pues sigue siendo un partido sin presencia nacional.
Noviembre 26 de 2015