Miguel Tirado Rasso

Alianzas como tabla de salvación

In Partidos Políticos, Temas Centrales on 17 febrero, 2016 at 12:24 pm

Las alianzas políticas no deben sorprender a nadie. Constituyen un recurso legal, válido, conveniente y, las más de las veces, necesario para poder contender con mayores posibilidades de éxito, en un escenario de difícil competencia, porque, a fin de cuentas, la decisión de participar en alianza estaría fundada en la necesidad de fortalecer la posición para lograr un objetivo: alcanzar el poder.

Una alianza supondría el pacto entre grupos o partidos con ideas afines, pues de lo contrario, la falta de coincidencia complicaría la posibilidad de compartir el éxito del resultado, sobre todo en los casos de coaliciones electorales o para gobernar. Esto, claro está, bajo la ortodoxia de la teoría política que, ciertamente, no es lo que nos encontramos en el día a día de la práctica política a la mexicana.

En efecto, el pragmatismo, por llamar de alguna manera a lo que en realidad no son más que acciones desesperadas, recursos extremos  para evitar una debacle, ha llevado a formar coaliciones, como las del partido de la Revolución Democrática (PRD) con Acción Nacional (PAN) que alguien calificó de contra natura, porque estos institutos abanderan posiciones ideológicas opuestas, verdaderamente incompatibles, como son la regulación del aborto y la de la mariguana, el matrimonio entre personas del mismo género, la voluntad anticipada, la educación laica, por mencionar algunas.

Dos partidos, pues, ubicados en los extremos opuestos de la doctrina política, identificados como de derecha (PAN) y de izquierda (PRD) en base a una posición ideológica por cuyos principios lucharon sus fundadores para ampliar y enriquecer la oferta política, que ahora están dispuestos a revisar, como si los ideales que sirven de plataforma a sus partidos fueran susceptibles de negociación.

Lo anterior, al menos, es el caso del partido del Sol Azteca, cuyo líder, Agustín Basave, aprendió rápidamente las prácticas tribales de sobrevivencia y resultó más pragmático que teórico, a pesar de su formación académica.

El presidente del PRD encontró un desastre de partido, fracturado, desgastado y en riesgo de extinción, o casi. Las pugnas por el control del instituto, la amenaza seductora de Morena, los resultados decepcionantes de la elección federal pasada, la proximidad de una intensa jornada electoral y la inminencia de otra gran derrota electoral, lo tienen abrumado, sin tiempo para una reconversión del Sol Azteca, por otro lado, urgente y necesaria.

Así que, ante semejante panorama, Basave optó por una salida práctica para evitar el naufragio: buscar alianzas, pero con quien le garantice una sobrevivencia, al menos, decorosa, aunque éste sea su contraparte ideológica. Solo así podríamos entender que el líder del PRD, que no perredista, declare que, a fin de concretar una alianza con el PAN, está dispuesto a dejar de lado temas que han caracterizado la lucha de reivindicaciones de ese partido y a las que el blanquiazul se opone. Es el fin que justifica los medios. El privilegio de la negociación sobre todo.

No deja de llamar la atención, que el presidente del partido amarillo plantee como el objetivo de estas alianzas evitar que gane el PRI, más que buscar el triunfo. La diferencia está en que él sabe que las posibilidades de que el PRD alcance un triunfo, en alguna de las próximas doce elecciones para gobernador, son muy remotas y que, si bien, en alianza con el PAN pueden derrotar al PRI, los más probable es que sea Acción Nacional el verdadero ganador y el PRD se conforme con mantener su registro, pues a la hora de gobernar esa comparsa no participa, como ha sucedido históricamente en otras alianzas exitosas como las de Oaxaca, Puebla, Sinaloa, recientemente, y otras anteriores como en Chiapas, Tlaxcala y Nayarit.

Para cubrir el expediente, Basave declaró que el mandato que tiene es el de buscar alianzas con otros grupos de izquierda, nunca con el PRI y por excepción con otros partidos, y aquí es en donde entra Acción Nacional. La realidad es que su margen de acción con los otros partidos de izquierda es mínimo. El Partido del Trabajo está para que le ayuden no para ayudar, así que ha encontrado en el PRI una pequeña rendija que pretende aprovechar. Morena no quiere saber nada del PRD y Movimiento Ciudadano sigue deshojando margaritas, y se da a querer, además de que no lo convence el PRD.

Total que Basave está viendo, en las alianzas con el PAN, la tabla de salvación de su partido. A ver cómo resulta su estrategia, porque para colmo, el fuego amigo le está bombardeando sus coaliciones.

Enero 28 de 2016

 

 

 

 

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