Miguel Tirado Rasso

Espías en conflicto

In Temas Centrales on 18 septiembre, 2013 at 12:22 pm

Como si algo nos hiciera falta, hace unas semanas nos enteramos, gracias a una nota difundida a través de la cadena de televisión brasileña O Globo, basada en un documento publicado por el diario británico The Guardian, que nuestros vecinos del norte nos espían. O, al menos, eso es lo que se dice que hicieron durante la pasada campaña presidencial, cuando desarrollaron un programa para espiar al entonces candidato del PRI, Enrique Peña Nieto y a nueve de sus más cercanos colaboradores, de quienes no se menciona su identidad.

De acuerdo con esta nota, el gobierno del Tío Sam, aplicó los adelantos tecnológicos a su disposición para interferir llamadas telefónicas, correos electrónicos y mensajes de texto del candidato tricolor, durante los primeros meses de su campaña. Información calificada como “mensajes interesantes” por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), entidad responsable del espionaje.

El hecho de que la máxima potencia mundial practique el espionaje, no debería ser algo de llamar mucho la atención. Es de suponer que ha sido una práctica utilizada por el gobierno estadounidense, a lo largo de toda su historia, en tiempos de guerra y paz, que lo corrobora el comentario de la propia NSA, en el sentido de considerar muy necesario este trabajo para garantizar la seguridad nacional, pues, asegura, ha permitido conocer los mensajes que intercambian terroristas, espías internacionales y otros de sus enemigos.

Así pues, que los EUA espíen, pudiera no ser una gran noticia, pero que los descubran y los exhiban, sí lo es, de ahí el escándalo político que se suscitó. Y es que la información obtenida por estos métodos, era considerada por la NSA como uno de sus más importantes secretos, hasta que Edward Snowden, un ex contratista de la CIA, lo hiciera público, mostrando el lado obscuro de la política exterior norteamericana. Se explica entonces, porque el gobierno de Washington emprendiera una persecución en contra de este personaje, acusándolo de traidor, quien tuvo que huir de su país para buscar refugio en Rusia, en donde le brindaron asilo temporal por un año.

En relación a este tema, hubo reacciones, tanto de México, como de Brasil, otro de los países afectados por el espionaje. Los presidentes de ambos países, Enrique Peña Nieto y Dilma Roussef, presentaron al mandatario norteamericano, Barack Obama, sendas quejas, demandando una investigación y el deslinde de responsabilidades. Sinceramente, no creemos que este hecho pase a mayores ni que el gobierno norteamericano vaya a dar más explicaciones. Seguramente, y de acuerdo a las formas diplomáticas, dejarán que el tiempo pase hasta que el tema se desvanezca y quede como una anécdota más de la historia de la política exterior mundial.

Se dice, y no sin falta de razón, que estas prácticas no se valen entre países amigos y menos entre vecinos, porque son una muestra de desconfianza. Sin duda, pero ¿quién ha dicho que la confianza ha sido la característica de nuestra relación con la gran potencia? El desequilibrio socio económico entre los dos países da más para un ambiente sospechosista, que de confianza, y si a esto le sumamos el delirio de persecución por las múltiples cuentas pendientes que tiene nuestro vecino con el resto del mundo, da pie para mirar nuestra frontera norte como un riesgo para los EUA, ante la posibilidad de que, por esa vía, puedan ingresar a su país enemigos del sueño americano. Partiendo de esta hipótesis, podríamos suponer que el gobierno norteamericano continuará con sus prácticas de espionaje, sólo que ahora con mayor cuidado, para evitar que los vuelvan a exhibir como los campeones del espionaje mundial.

Como dato curioso para nuestros radioescuchas, me gustaría compartirles a que grado ha llegado el intervencionismo que el Tío Sam denomina investigación y que en realidad resulta ser simple y llanamente espionaje. Son dos, principalmente, los programas utilizados por la NSA para estas prácticas: uno de recopilación de información (PRISM), a través del cual el gobierno de los EUA puede obtener información contenida en los servidores de 9 compañías tecnológicas: Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, AOL, Skype, YouTube, PalTalk y Apple. Y es que, se afirma, esta agencia procura  formar sociedades con empresas privadas operadoras de satélites, de telefonía y de redes de transmisión de datos.

Según el Washington Post, los analistas de la NSA y del FBI pueden tener acceso completo a correos electrónicos, conversaciones on line  y llamadas de voz de clientes de empresas como Facebook, Google,  YouTube y Microsoft, así como a archivos de audio, video y chat de Skype. En el caso de Google, PRISM puede espiar en gmail y archivos de voz, video chat y fotos.

El otro programa (Boundless Informant), permite el acceso rápido a la información que recopila la NSA en los diferentes países, así como a las comunicaciones internacionales y sirve para la catalogación de llamadas telefónicas y acceso a internet. Le da coherencia y orden al monitoreo. Y bien útil que resulta este programa, pues según reporta el diario The Guardian, tan sólo en un mes, la NSA recopiló 97000 millones de datos de inteligencia en algunos países del medio oriente.

Así que, amigo radioescucha, no descarte usted la posibilidad de que, cuando esté chateando, muy quitado de la pena, alguien esté tomando nota de todo lo que conversa, desde el otro lado de la frontera.

Septiembre 18 de 2013.

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