A menos de un mes del inicio formal del proceso electoral federal de 2012, la temperatura del clima político se eleva aceleradamente. Los suspirantes presidenciales aprietan el paso en una carrera de pre candidatos que, por disposición de la ley, no existe, aunque la terca realidad nos muestre lo contrario.
Ahora resulta que, ante los ojos de la legislación electoral vigente, lo que estamos viendo y escuchando a diario: declaraciones, giras, reuniones, entrevistas, pronunciamientos. En fin, todo ese activismo desplegado día con día por los aspirantes a la candidatura presidencial, es virtual.
Porque la ley electoral sanciona a quienes realicen actividades proselitistas fuera de los tiempos establecidos por ella. En el caso de los procesos electorales federales en que se renueven el titular del Poder Ejecutivo y las dos Cámaras del Congreso, como sucederá en julio del año que entra, el período de las precampañas inicia formalmente en la tercera semana de diciembre.
La ley dispone que “los precandidatos a candidaturas a cargos de elección popular que participen en los procesos de selección interna, convocados por cada partido, no podrán realizar actividades de proselitismo…antes de la fecha de inicio de las precampañas…” y agrega que “la violación a esta disposición se sancionará con la negativa de registro como precandidato.”
Así pues, conforme a la legislación actual, todo aspirante, a estas alturas debiera estar sometido al voto del silencio y de la inmovilidad, so pena de ser excluido de la contienda electoral. Algo que está muy lejos de estar ocurriendo. Porque, ante la incongruencia de la norma con la realidad que vivimos, y frente a la necesidad de fortalecer posicionamientos lo más anticipadamente posible, se buscan resquicios a la ley para superar sus impedimentos y poder hacer lo que prohíbe, sin violarla. Algo que parece imposible, en la práctica parece haberse logrado. Basta con cuidar el lenguaje, respetar horarios y actuar en calidad de ciudadano, para que las entrevistas, declaraciones y giras no se consideren en los supuestos de la ley electoral como actos de precampaña, y se les califique como actividades con propósitos no definidos de respetables e inquietos ciudadanos, que no son precandidatos.
Y es que la aplicación de una ley, creada precipitadamente, con ánimo perfeccionista, suponemos, aunque no exenta de revanchismo, resulta complicada y da lugar a ficciones como la que comentamos, para hacer procedente lo improcedente y dar curso a lo que inevitablemente está sucediendo.
Quienes votaron esta ley, parecen haberse quedado en las bondades teóricas de las reformas, olvidando el aspecto práctico de su aplicación y sus consecuencias. Así, con todo, la norma pende como espada de Damocles, sobre la cabeza de todos los protagonistas de los procesos electorales, porque su actuación estará siempre en el filo de la violación de la ley.
Pero volviendo al tema, si en este momento, y hasta la fecha en que los partidos políticos depuren sus listas de ante precandidatos, los aspirantes que aparecen abajo en las encuestas, no llevaran a cabo una intensa actividad proselitista, olvidando la prohibición legal de actuar en estos tiempos, sus posibilidades de llegar en diciembre a la selección final de precandidatos, serían nulas.
Y no estamos imaginando supuestos, hablamos de casos concretos, un buen ejemplo es el del ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, aspirante a la candidatura presidencial panista. Este personaje, de quien se dice, cuenta con todo el apoyo de Los Pinos, no aparece en un buen lugar en las encuestas publicadas. Son muchos los puntos que lo separan de dos de sus competidores. Por lo mismo, está obligado a emprender, sin demora, una gran campaña, a lo largo y ancho del país, para mejorar su posicionamiento ante la opinión pública y convertirse en un aspirante competitivo y con posibilidades de alcanzar su objetivo.
Conforme a la ley, Cordero no debería realizar actividades de proselitismo, pero por otro lado, de cruzarse de brazos, en espera de los tiempos oficiales de precampaña, lo único cierto es que quedaría fuera de la competencia. Así pues, lo veremos a él, como vemos a todos los aspirantes presidenciales del PRI, del PAN y del PRD, muy activo en giras, conferencias, entrevistas y en cualquier acto que sirva de pretexto para aparecer como noticia.
Ahora que distintos personajes de cada uno de estos tres partidos han propuesto que el método de selección interna de sus candidatos se haga mediante consulta abierta a la ciudadanía, y no en asamblea de delegados, los tiempos para las precampañas no pueden esperar a diciembre. La autoridad tendrá que ser, entonces, tolerante ante una realidad que ha rebasado a la ley.