Con los comicios para gobernador, diputados locales y alcaldes en el estado de Michoacán, el 13 de noviembre próximo, se cierra el calendario electoral del año, con lo que la atención política, en su totalidad, quedará concentrada en el gran proceso electoral de julio del año que entra. El calificativo no es gratuito, pretende destacar no sólo la importancia de los últimos comicios del período presidencial, sino además la cantidad de posiciones de representación popular que se habrán de disputar.
Y es que además de elegir al titular del Poder Ejecutivo Federal, y a la totalidad de los integrantes del Congreso Federal (500 diputados y 128 senadores), habrá elecciones para gobernador, diputados y alcaldes, en tres entidades federativas (Guanajuato, Jalisco y Morelos), para jefe de Gobierno, Delegados y diputados a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, y para renovar los congresos locales y ayuntamientos de seis estados de la República (Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora). Estamos hablando, entonces, de una elección para los titulares de 1433 cargos de representación popular, a los que habría que sumar regidores de ayuntamientos y suplentes.
Pero volviendo al proceso electoral michoacano, éste avanza en sus etapas. Por lo pronto, los tres principales partidos, PRI, PAN y PRD han definido ya a sus candidatos para la gubernatura, además de concretar los partidos con los que irán en alianza. Al menos, los dos primeramente mencionados, porque en el caso del de la Revolución Democrática, uno de sus aliados naturales, el Partido del Trabajo (PT), se da sus tiempos y, por el momento, sólo ha aceptado al senador Silvano Aureoles, candidato oficial del PRD, como su precandidato, hasta que se realice su convención de delegados, en donde seguramente ratificarán su postulación.
Hay que recordar que la dirigencia petista se resistía a apoyar la candidatura del senador Aureoles a quien acusaban de ser “el ala derecha de la izquierda,” por lo que habían considerado contender con un candidato propio. Un arduo trabajo de negociación a cargo del coordinador del Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA), Manuel Camacho, y del presidente del PRD, Jesús Zambrano, hizo que, finalmente, pudiera concretarse una alianza entre el PRD, Convergencia y el PT para participar en la elección con un candidato común.
Este acuerdo permite meter a la izquierda nuevamente en la competencia por la gubernatura, pues ir por separado les auguraba perder la plaza y caer hasta un tercer lugar. De por sí, el gobierno de Leonel Godoy no las trae todas consigo, y con los problemas de inseguridad que padece el estado, la población michoacana no parece estar muy satisfecha con su gestión. Así que los partidos de izquierda y su candidato tendrán que esforzarse mucho y hacer una muy buena campaña si quieren repetir en el gobierno.
El PAN, por su parte, supo sortear sin mucho desgaste la tormenta que amenazaba a su proceso interno de elección de candidato. Las características personales de uno de sus participantes hacían complejo y delicado el proceso, por suponer, según algunas voces, elementos válidos de descalificación. Pero Luisa María Calderón Hinojosa, hermana de quien usted ya se imagina, arrasó en las internas de su partido, dejando sin ninguna posibilidad de pataleo a su contrincante, y despejando cualquier duda sobre quién debía ser la abanderada del blanquiazul.
Las cosas, sin embargo, no están fáciles para Acción Nacional. De lo cual parece estar consciente su candidata, por lo que en una decisión, más pragmática que recomendable, acordó con la maestra Elba Esther Gordillo el apoyo del Partido Nueva Alianza, que se sumará a su candidatura. Esto le significará a la aspirante panista una interesante infraestructura electoral, por decirlo de alguna manera.
Finalmente, el PRI habría indicado en las bases de su convocatoria a los aspirantes al gobierno del estado que la elección del candidato se realizaría a través de una convención de delegados. Sin embargo, tras los resultados de las encuestas que señalaban como favorito, por un amplio margen, al alcalde de Morelia, Fausto Vallejo, se decidiría por una candidatura de unidad en su favor. El postulado por el tricolor ha ocupado la presidencia municipal de la capital michoacana en tres ocasiones, lo que da una idea de su competitividad.
El proceso electoral de Michoacán se ve equilibrado, al menos entre el PRI y el PAN. Las encuestas muestran, a tres meses de la elección, diferencias cerradas entre los candidatos de estos dos partidos, en las que uno aparece adelante del otro, según sea el partido que mande a hacer el estudio. El menos favorecido resulta ser el candidato de la unidad de izquierda, por lo que el PRD está en riesgo de perder una plaza considerada como bastión perredista, cuna del cardenismo, que se encontraba bajo sus colores desde 2002.
Eso sí, quien gane la elección, sólo podrá disfrutar el poder un tiempo muy corto, menos de la mitad del plazo regular, pues debido las reformas electorales de 2007, el próximo gobernador de esta entidad estará en el cargo únicamente durante dos años con siete meses.