Miguel Tirado Rasso

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El PRI calienta motores

In Elección Federal 2012 on 27 julio, 2011 at 6:00 pm

Continúan PRI, PAN y PRD sus preparativos para la elección presidencial de 2012. Cada uno, según su circunstancia, busca proyectar, entre simpatizantes, indecisos y otros, la más optimista percepción de fortaleza, confianza y unidad interna. Son tiempos de ajustes a sus estructuras para la consolidación de equipos. Al final de cuentas, se trata de buscar acuerdos y privilegiar la conciliación. De sumar, pues, y evitar las restas.

En esa lógica, la semana pasada el PRI reunió a su Consejo Político Nacional para preparar la renovación de ese órgano directivo. Cónclave de tricolores con ánimos renovados e inocultable optimismo, en el que convivieron los de la vieja guardia, con sus reencuentros, y una nueva generación que poco a poco va ocupando espacios. Nada de triunfalismos ni declaraciones estridentes. Con formas cuidadas y con respeto, sin consignas ni “cargadas”, y una convocatoria a la unidad y al entendimiento, el PRI calienta motores.

El siguiente paso es delicado, requiere de tacto, talento y tejer fino, porque en la selección de los nuevos consejeros hay muchas voces que escuchar, fuerzas políticas que atender e intereses que conciliar. El cupo es limitado, no caben todos, y hay que lograr los equilibrios y la representatividad que permitan una operación sin tropiezos. Hay que tomar en cuenta que, entre las funciones del nuevo Consejo está la de definir el método para la elección del candidato presidencial, y los recuerdos de las fracturas y los fracasos, todavía pesan en la memoria tricolor.

Se ve que el Revolucionario Institucional procura ser muy cuidadoso en el manejo de los tiempos y de las formas. La ventaja en las preferencias que le señalan las encuestas, lo compromete más. Y es que la legislación electoral, que decreta el inmovilismo entre los actores del proceso, paradójicamente en los tiempos de mayor ebullición política-electoral, se ha convertido en un verdadero campo minado, en el que todo o casi, podría considerarse violatorio de la ley, con sanciones severísimas que pueden llegar hasta la negativa de registro del aspirante. Ante esta realidad, conviene conducirse con extremada precaución.

Porque, si bien, el COFIPE establece con claridad los tiempos y plazos para las diferentes etapas de los procesos electorales, existen lagunas que dan lugar a que la autoridad aplique su criterio, al amparo de una pretendida interpretación del espíritu de la ley, esto es, de lo que el legislador quiso decir, que no siempre resulta ser muy afortunada, y ahí es donde comienzan las dificultades. Porque, a manera de ejemplo, alguien podría explicar ¿cuál es la diferencia entre los actos de precampaña expresamente prohibidos por la ley, y la actividad que están desarrollando actualmente, para su indispensable auto promoción, todos los que pretenden ser, aunque lo hagan, eso sí, fuera del horario de trabajo?

El riesgo de que alguien los denuncie ante la autoridad por incurrir en actos de precampaña, siempre estará presente. Y para el órgano regulador no será nada fácil hacer la distinción entre los actos de precampaña de los que no lo son. ¿Cómo sancionar unos y justificar otros? Pero en fin, así se aprobaron las reformas.

Decíamos que en su reunión, el Revolucionario Institucional señaló sus tiempos: en unos días más, la convocatoria para renovar el Consejo Político; en agosto y septiembre, elección de consejeros. El  23 de septiembre, entra en funciones el Consejo Político renovado. Julio y octubre, a consulta nacional el “Programa para México”. Noviembre, para la definición del método de selección del candidato mayor, diciembre para precampañas, y en febrero, el candidato.

De los precandidatos, ni una palabra. A buen entendedor…

Y para no caer en tentaciones, la reunión del Consejo Político se blindó con ausencias notorias de notables. Nada que alterara el programa, bien cuidado y mejor conducido, sin manifestaciones ni expresiones fuera de lugar, en un ambiente festivo, de unidad, con aquella disciplina partidaria que por años caracterizó a un tricolor arrollador.

En sus marcas…

In Elección Federal 2012 on 20 julio, 2011 at 6:01 pm

PRI, PAN Y PRD alistan sus armas con miras a la gran final electoral del sexenio. Cada quien, a su particular manera y estilo propio, reflexiona, consulta y convoca para enfrentar y superar el primer gran escollo que representa el método para elegir a quien finalmente habrá de contender, bajo sus colores, en la próxima carrera presidencial.

Y es que los tiempos del tapado, del fiel de la balanza, del carro completo y del partido casi único han quedado atrás. Ahora la competencia es más pareja, y todos los partidos con registro tienen las mismas posibilidades de competencia. Al menos, así están dispuestas las reglas, para que todo dependa de un paquete  que comprende, de manera simplificada, los programas de gobierno, las propuestas, credibilidad y trayectoria de los candidatos postulados, las estrategias de campaña y el desempeño de los partidos políticos.

Y aunque los plazos legales para el inicio formal del proceso electoral son todavía distantes, primera semana de octubre, y más lejanos aun los que autorizan el arranque de las precampañas, que van hasta la tercera semana de diciembre, hay que reconocer que la política se mueve en tiempo real, por lo que, aspirantes y partidos, algunos al menos, por momentos, parecieran estar al borde de un ataque de nervios, aunque después de la crisis venga la calma.

A partir del proceso electoral del Estado de México, al que se le quiso medir como laboratorio de la elección de 2012, las estrategias de algunos partidos están sometidas a profunda revisión. Los resultados obtenidos por los candidatos mexiquenses, panistas y perredistas, obligan a la reflexión y a la autocrítica. El voto duro de estos partidos, que en otros tiempos les permitió gobernar algunos de los municipios más importantes del estado como Naucalpan, Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli, Valle de Chalco, Nezahualcoyotl, entre otros, brilló por su ausencia en la pasada elección del 3 de julio.

Algo estará fallando en estos partidos, o algo estarán haciendo bien los tricolores que les permitió un triunfo tan contundente. De cualquier manera, más les vale a las oposiciones mexiquenses revisar sus tiempos y estrategias, dada la importancia numérica del padrón electoral de este estado, y la proximidad de la elección federal.

No extraña pues, que las dirigencias de los tres grandes partidos celebraran, en la semana que pasó, reuniones en preparación de lo que vendrá. Como tampoco llama demasiado la atención el hecho de que algunos aspirantes realizaran movimientos estratégicos en la carrera por su postulación.

En el PRD, con dos claros contendientes, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, persiste la fórmula que ellos mismos fijaron para la selección del elegido: debates y encuestas. Se apuesta, pues, al respeto del acuerdo entre dos, aunque uno de ellos,  un día sí y otro también, mande señales encontradas respecto a su compromiso. De cualquier manera, los dirigentes del Sol Azteca hablan de reestructurar su instituto, redefinir estrategias, buscar la unidad de las izquierdas, de ir juntos, con los partidos del Trabajo y Convergencia, con un solo candidato, además de sostener la posibilidad de alianzas, con el  PAN inclusive. Esto último, aunque no sea del todo bien visto por uno de sus más distinguidos personajes, y otros de plano lo rechacen, como es el caso de uno de los aspirantes, del Partido del Trabajo y de una fracción importante del PRD. Convergencia, está en la duda.

Y mientras López Obrador promueve su Movimiento de Regeneración Nacional, y afirma que será candidato presidencial de un partido de izquierda, de dos o de los tres, el Jefe de Gobierno del D. F. recibe el apoyo de tres de las corrientes que forman parte de su partido, Nueva Izquierda, Foro Nuevo Sol y la Izquierda Renovadora en Movimiento, quienes reunidas en las instalaciones de la Fundación Equidad y Progreso, entidad creada para impulsar su candidatura, bautizan su movimiento con el nombre de “Demócratas de Izquierda”.

Por su parte, en el PAN afinan su plan para el 2012. En una reunión al más alto nivel, con la asistencia del Presidente Felipe Calderón, gobernadores, funcionarios, dirigentes y distinguidos militantes analizaron informes estadísticos y escucharon las voces de expertos electorales y de políticos actuales y del pasado, exitosos unos, otros no tanto. Un buen ejercicio para abrir los ojos ante una realidad que no le es del todo favorable a este partido. Cónclave para acordar  estrategias, fortalecer la unidad del partido, diagnosticar las causas de las derrotas de las elecciones pasadas, ubicar aciertos y errores y, eventualmente, corregir la política gubernamental.

Con los siete que aspiran se reunirían dos días después, porque urge empezar a trabajar sobre el descarte que los reduzca a números manejables. Por lo pronto, uno de ellos, el senador Santiago Creel, daría un paso más en su estrategia personal, presionando con la solicitud de licencia a su cargo de representación popular, dándole toda la publicidad posible. Otro aspirante, el Secretario de Desarrollo Social, mandaría un mensaje cifrado, de auto exclusión, podríamos suponer, al no asistir a una reunión especialmente convocada para los que quieren ser.

No pasará mucho tiempo antes que el número de aspirantes panistas quede reducido a tres, aunque por ahí comienza a  hacer ruido un ex presidente del blanquiazul, con juicio de expulsión, que también pretende, aunque jugando por la libre.

El PRI también reunió a sus notables, aunque no hubo novedades. Sin la prisa de otros ni sus presiones, su dirigente Humberto Moreira advirtió que respetarán los tiempos de la ley y los de sus estatutos: en diciembre los precandidatos y en febrero, el mero bueno. Nada sobre el método de selección, que habrá de decidir su Consejo Político Nacional, y menos sobre alianzas polémicas, que más vale dejar para otro momento, cuando esté maduro el proyecto. Son los privilegios de

Alianzas, ¿un mal necesario para el PRD?

In Elección Federal 2012 on 13 julio, 2011 at 6:02 pm

Con la calentura futurista del 2012 encima, y casi como necesidad, algunos personajes de nuestra inconforme izquierda, han tratado de justificar, a través de denuncias y acusaciones en contra del  PRI, entre otros, la tunda electoral sufrida por el Partido de la Revolución Democrática en los procesos para elegir gobernador en los estados de México, Nayarit y Coahuila.

Pareciera que al PRD las entidades norteñas del país le están vedadas. Pues, a pesar de que en ciertos lugares muy focalizados pudiera tener alguna presencia, en general, este partido no ha podido penetrar en el ánimo electoral de nuestros paisanos del norte. Lo sucedido en Coahuila, el pasado tres de julio, debería prender los focos rojos a todos los perredistas, dada la escasa votación alcanzada que, con dificultad rozó el uno por ciento de los votos emitidos, lo que lo llevará a perder su registro en esa entidad.

Los casos de Nayarit y del Estado de México significaron también un gran fracaso electoral para este partido. Si bien, no al grado de poner en riesgo su registro, en Nayarit el Sol Azteca cayó a una tercera posición, después de ser la segunda fuerza política en el estado y haber logrado una votación histórica, en 2006, que llegó al 40 por ciento, muy lejos de11 por ciento obtenido en la pasada elección.

Y sobre su actuación en el proceso mexiquense, habría que señalar que, con el 21 por ciento conseguido en esta ocasión, si bien, mejoró sus números sobre los obtenidos en los comicios de 2009, en los que sumó el 15.8% de la votación, sólo representa menos de la mitad de los logrados en 2006, cuando alcanzó un 35.3%.

Los resultados en estos procesos muestran una tendencia decreciente en las preferencias electorales hacia el PRD. Fenómeno que habría que atribuírsele más a los problemas que frecuentemente surgen al interior de este partido, que a factores externos, como es la opinión de algunos distinguidos personajes que pretenden endilgar a causas externas toda la responsabilidad de sus derrotas. Y es que la autocrítica nunca ha sido una de las cualidades del perredismo, y así, difícilmente se pueden conocer las fallas, y menos corregir los errores.

Un análisis sobre el comportamiento del partido del Sol Azteca en los pasados procesos, nos muestra una grave inconsistencia en su política de alianzas electorales, al menos en las pretendidas con el Partido Acción Nacional. En los tres casos referidos, el de la Revolución Democrática celebró pláticas con ese partido para participar juntos en las  elecciones para gobernador, y en los tres, los acuerdos para ir con un candidato común, fracasaron.

En Coahuila, conscientes, supongo yo, de su debilidad electoral, plantearon la posibilidad de una alianza con el PAN o con el Partido del Trabajo, que ya había anunciado ir en coalición con el partido Convergencia. Para febrero de este año, habrían decidido coaligarse con el blanquiazul, sólo que, dos meses después, un desacuerdo respecto al reparto de las candidaturas para diputados plurinominales, rompería con la alianza, optando el PRD por postular a su propio candidato, con los resultados conocidos.

En Nayarit, la historia es muy similar. En esta entidad a diferencia de Coahuila, el partido políticamente fuerte era el PRD, a quien según lo acordado, se le sumaría el PAN para contender apoyando a cualquiera de los dos precandidatos sólidos con los que contaba el Sol Azteca y que decidiera postular. Sin candidato propio, Acción Nacional esperó pacientemente a que su aliado seleccionara al candidato, que debería ser el mejor posicionado en las encuestas, según lo acordado.

Como ninguno de los dos aspirantes aceptara declinar, y el PRD mantuviera un coqueteo con ambos sin tomar una decisión, el PAN decidió hacer suyo al que aparecía en primer lugar de las preferencias y postularlo como su candidato. El PRD se quedó, entonces, con quien aparecía en segundo lugar en las encuestas, y había sido su presidente temporal, empeñado en una aventura sin futuro, con el fracaso como consecuencia.

Lo del Estado de México exhibe más aun las indefiniciones, jaloneos e inconsistencias que predominan en el seno del PRD. Al igual que en los anteriores, en esta entidad Acción Nacional y el PRD también sostuvieron pláticas para participar con un candidato común, con la  diferencia de que, en esta entidad, ambos partidos contaban con una fuerza política similar, por lo que el acuerdo para una coalición resultaba, además de difícil, delicado y polémico. No pocas voces se manifestaron, en uno y otro partido, en contra de esta alianza.

El PAN se inclinó por la alianza, mientras que en el PRD las presiones en el interior arreciaron, por lo que optaron por realizar una consulta ciudadana, cuyo resultado decidiría la procedencia o no de la coalición. Al final de cuentas, como en el caso de Nayarit, los del Sol Azteca violaron el compromiso de respetar la consulta. La coalición no se concretó, así que cada partido participó con su propio candidato, y como dijo el Jefe de Gobierno del D. F., ahí están los resultados.

La lectura de estos casos nos muestra una gran debilidad electoral del PRD, al menos en los estados de la zona norte del país, al grado de parecer incapaz de alcanzar triunfos, si no forma coaliciones con un partido grande. Esta posibilidad, en la elección presidencial de 2012, no se ve factible sin que se provoque una seria fractura en ese partido. Porque, en el hipotético caso de que se diera la alianza, una fracción importante del perredismo abandonaría sus filas para sumarse a la candidatura que han venido cocinando los Partidos del Trabajo y Convergencia, fortaleciendo la postulación de Andrés Manuel López Obrador, quien contendería como el candidato de las izquierdas, dejando a un PRD muy debilitado, con poco que aportar.

Crónica de una victoria anunciada

In Elección Federal 2012 on 6 julio, 2011 at 6:03 pm

Concluidos los comicios en Coahuila, Nayarit, el Estado de México e Hidalgo, sólo resta el proceso para elegir gobernador en el estado de Michoacán, lo que tendrá lugar en el mes de noviembre próximo, para que el escenario político esté listo, sin mayores distracciones, para la gran final electoral del sexenio que corresponde a la sucesión presidencial.

Para entonces, los principales partidos PRI, PAN y PRD, estarán muy próximos a la definición de las cartas definitivas con las que habrán de jugar en la gran contienda, pues aunque muchos sean los convocados pocos habrán de ser los elegidos. De hecho, ya para estas alturas, al menos en el caso de los partidos de la Revolución Democrática y Revolucionario Institucional, los hombres que aparecen como finalistas están a la vista de todos.

Y por tratarse precisamente del estado que gobierna el personaje mejor posicionado para la contienda presidencial, según las encuestas publicadas, Enrique Peña Nieto, la elección para gobernador en el estado de México mereció una especial atención, sobre los otros procesos celebrados el pasado domingo. Se llegó a decir, inclusive,  que la elección mexiquense constituía el laboratorio de la elección presidencial, afirmación sin fundamento, pues los resultados de las últimas dos elecciones en esa entidad, siempre favorables al PRI, habrían estado muy lejos de abonar nada en favor de su partido, ante los indiscutibles triunfos presidenciales de Acción Nacional.

Los comicios en ese estado, sin embargo, ciertamente reúnen características que les dan un toque particular. Además de que por su ubicación geográfica, en la vecindad con la capital del país, mucho de lo que sucede en la entidad tiene proyección nacional, el Estado de México posee el mayor padrón electoral con 2.6 millones de electores, lo que representa el 12.95 por ciento de la lista nominal nacional. La lista de sus votantes es mayor que la población de los estados de Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Colima Durango, Nayarit, Querétaro, Quintana Roo, Tlaxcala y Zacatecas.

Así pues, y en el futurismo efervescente de la época, partidos y actores políticos se volcaron para participar, de una u otra manera, en el proceso electoral mexiquense. La elevada aceptación local del gobernante constituía una seria amenaza para los partidos de oposición. Se hacía necesario, entonces, diseñar una estrategia que ayudara a equilibrar fuerzas. Las alianzas del PAN con el PRD habían dado resultado en las elecciones de Oaxaca, Puebla y Sinaloa, así que ¿por qué no habrían de funcionar una vez más? Por lo mismo, se convocó a una encuesta ciudadana para darle un baño democrático a la propuesta. El resultado es de todos conocido. Los intereses del proyecto personal de Andrés Manuel López Obrador se impusieron y la alianza, con todo y consulta, se fue al cajón de los desechos.

Sin un plan “B”, PAN y PRD lanzaron a sus candidatos a una campaña en la que desde un principio se veían perdedores. Las mediciones realizadas por diferentes medios, a lo largo del proceso, mostraron lo que al final se confirmó, sólo que las diferencias fueron superiores: Eruviel Avila triunfó con un 62.5 por ciento del total de votos emitidos, contra 21.1 por ciento obtenido por Alejandro Encinas del PRD y 12.4 por ciento para el panista Luis Felipe Bravo Mena.

Ante semejantes resultados, poco quedaría por alegar; pero como sabemos, el derecho al pataleo es parte del juego político nacional, así que el candidato perdidoso del Sol Azteca, sin admitir su derrota, manifestó su inconformidad con los resultados, calificó los comicios como una elección de estado, y amenazó con llevar a cabo movilizaciones a lo largo y ancho de la entidad para “denunciar las irregularidades cometidas”. Estrategia ésta que suena más a un buen pretexto para continuar la campaña de promoción en favor del ex Jefe del Gobierno del D.F. con vistas al 2012.

 

Algunas conclusiones que podríamos apuntar como resultado de la elección del Estado de México, serían que un buen gobernador saliente con popularidad y un candidato con arraigo y presencia local, son la mejor fórmula de garantía para un triunfo electoral; contra esta fórmula ni las alianzas pueden. Un proceso de selección de candidato bien conducido, augura buenos resultados. La unidad del partido es fundamental para garantizar el éxito del proyecto. Una posición conciliatoria y propositiva como estrategia de discurso es bien recibida. Las campañas de descalificativos no son el arma más efectiva. Los debates no son definitorios en el posicionamiento de los candidatos, al menos no, en los formatos que se han manejado hasta la fecha.

Al PAN le urge revisar sus estrategias electorales, el desplome de 12 puntos con relación a los resultados obtenidos en la elección de 2005, los debe alertar. La base popular que dijo haber formado López Obrador a través de sus múltiples giras por todo el país, al menos en el caso del estado de México, resultó un fiasco. El discurso perredista sobre una próxima elección presidencial entre sólo dos partidos, haciendo a un lado al PAN, como consecuencia de los resultados de la elección mexiquense, son simples cuentas alegres de este partido que se le olvida como le fue en los comicios en Coahuila, en donde perderá su registro por la baja votación obtenida, y en Nayarit, en donde quedó en un muy modesto tercer lugar.

Por último, atribuir a “la mafia del poder” y al manipuleo de los medios los triunfos electorales del PRI, es la salida fácil para evitar reconocer los errores cometidos y argumento para no rendir cuentas a nadie.