Ante la proximidad del inicio formal del proceso electoral federal de 2012, se aprecian movimientos estratégicos en algunos partidos políticos. En particular, dos organizaciones han ventilado públicamente propuestas de cambios hacia su interior, lo que no ha dejado de causar inquietud entre las filas de sus militantes.
El Partido Nueva Alianza (PANAL), organización política de la maestra Elba Esther Gordillo, aunque ella lo niegue sistemáticamente, inició los preparativos para la renovación de su dirigencia y la expedición de nuevos estatutos. Con este propósito, en días pasados se llevó a cabo la Convención Nacional para la designación de los 300 delegados que habrán de elegir al sucesor de su actual presidente, el diputado federal, Jorge Kahwagi, quien, por cierto, vive horas extras como dirigente, toda vez que el período para el que fue elegido venció en 2010.
Nueva Alianza, se dice que fue fundado a propuesta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Obtuvo su registro como Asociación Ciudadana del Magisterio, en 2002, cuando este sindicato, el más numeroso de América Latina, se separó de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), federación a la que pertenecía, asestándole a esta organización, e indirectamente a su partido, el PRI, un severo golpe político.
Otro revés, ese sí directamente al PRI, se lo propinaría con la obtención de su registro como partido político, en 2005, justo con la oportunidad suficiente para poder participar en las elecciones presidenciales de 2006. Y es que cuando se fundó el PANAL, en enero de 2005, la dirigente del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo, fungía precisamente, como secretaria general del CEN del PRI, y como se veía un poco mal que ella misma promoviera la creación de otro partido, siempre se dijo que el promotor había sido el SNTE.
Con buena visión del futuro, la líder del magisterio, preparó entonces, cuidadosamente su salida del tricolor, afianzando su poder político a través de un nuevo partido que ofrecía una infraestructura, a nivel nacional, basada en el sindicato de maestros. Y vaya que le funcionó, pues como resultado de su alianza con el Partido Acción Nacional, su partido se colocaría en 2006 como la cuarta fuerza política del país.
Las cosas han cambiado radicalmente ahora. La maestra Gordillo ha limado asperezas con el revolucionario institucional, y ya se ven con buenos ojos, al menos en algunos casos, sobre todo en el que cuenta, el de la candidatura mayor, en donde se aprecian buenas vibraciones, por lo que no debería sorprender que Nueva Alianza apareciera apoyando al candidato del tricolor a la presidencia en 2012, a pesar de una declaración reciente de uno de sus dirigentes en el sentido de que postularán candidato propio para esos comicios.
El otro partido que se alista para estar presente en la elección federal de 2012 es Convergencia por la Democracia. La dirigencia de esta organización ha anunciado su intención de cambiar su nombre por el de “Movimiento Ciudadano”, modificar sus documentos básicos, su logotipo y el lema del partido, así como remover a sus dirigentes estatales. Esta refundación de Convergencia no ha sido tan bien recibida como, quizás, sus líderes esperaban. De inmediato, se formó un movimiento denominado “Defendamos Convergencia” para rechazar la propuesta.
No hay duda de que lo que se proponen los líderes históricos de este partido, es brindarle una plataforma a la causa política de Andrés Manuel López Obrador, quien también calienta motores preparando una infraestructura que le permita resolver el respaldo de su candidatura a la presidencia del país. Es el plan “B”, en caso de que no logre que el PRD apoye su postulación, porque eso de que la definición del candidato presidencial de ese partido esté sujeta al resultado de encuestas, consultas y debates con Marcelo Ebrard, nomás no le convence.
Y para que no haya duda de la identidad que se busca con el ex Jefe de Gobierno del D. F., a través de estos cambios, bastaría con señalar que el nuevo lema que se pretende adoptar es “Por el bien de todos, salvemos a México”. Y si esta frase le resulta familiar, es porque es la misma que utilizó López Obrador en la última gira que realizó por todo el país.
Suponemos que quienes rechazan la idea de este cambio no tendrán mucho éxito, y que el senador Dante Delgado y sus seguidores se saldrán con la suya. Hay algo en lo que el senador Delgado tiene razón: su partido corre riesgos de perder el registro en la elección de 2012. Sus números en la votación federal de 2009, apenas le alcanzaron para pasar de panzazo el mínimo del porcentaje exigido por la ley. Así que sumarse a Andrés Manuel, pudiera no resultar una mala inversión, aunque eso sí, se estarían definiendo anticipadamente por un candidato, ignorando el acuerdo de unidad hacia el 2012 que pretendía ilusoriamente amarrar nuestra izquierda mexicana.